«Y no voy a morir. Nunca. ¿Para qué debería molestarme?«

Resulta bastante significativo que lo más interesante de este nuevo número de Nuevos Mutantes (el primero de los tres que va a firmar Charlie Jane Anders antes de que Marvel le dé matarile a la colección) pase por la frase que abre estas líneas. Y resulta así sobre todo porque no volvemos sobre esta reflexión (que gira en torno a la necesidad, o no, de dejar un legado por parte de seres que acaban de alcanzar la inmortalidad) en ningún otro momento del cómic… y porque esta frase se encuentra en la primera de sus páginas. Lo que sigue a continuación es un cómic que no sería tan regulero de no ser por dos grandes motivos: Que parte de una historia que jamás ha sido contada en España y que tiene tan confirmado su finiquito que la presentación de nuevos personajes y situaciones no es capaz de mantener ni un ápice de nuestro interés.

La Casa de las Ideas a veces hace estas cosas. Cuando Jason Aaron fue requerido para resucitar los cómics de Star Wars una vez estos volvieron a Marvel (que no a Panini, por desgracia) su Lobezno y la Patrulla-X pasó a manos de Jason Latour, que tiró por el retrete todo el buen rollo y el espíritu de la serie hasta aquel entonces y la abocó a su cancelación. Antes de que ésta sucediera como tal (y con la socorrida excusa de un nuevo título para la cabecera) llegó la simpática Spiderman y la Patrulla-X, de Elliott Kalan, que apenas duraría tres números, pero que nos hizo darnos cuenta de todo el potencial que aún guardaban las aventuras de los más jóvenes de entre los hombres y las mujeres X del bando de Lobezno tras el Cisma mutante.

«Todos esos jóvenes mutantes parecen trans o no binomios«

Si bien la situación parece ser la misma, Anders no parece ir a regalarnos una historia que nos haga pedirle a la Casa de las Ideas más colecciones de bebés X. Más bien al contrario. La autora nos trae a Andanza, una joven mutante con un poder muy chulo cuya principal característica es su identidad sexual, por aquello de que Marvel tiene que estar en todos los frentes y siempre ha de dejar MUY claro que está al día de todo, no vaya a ser que la gente se piense que ya no son modernos y deje de comprarles cómics. Al final la cosa me suena un poco como todos estos nombres tan de moda (green-washing, pink-washing…) que no hacen sino subirse al autobús de un movimiento social o cultural para tratar de sacarle rédito, pero qué sabré yo. Lo cierto es que la cosa no ha terminado de sentar bien entre la masa de fans más retrógrados (que también compran cómics y tienen miedo de contagiarse de transexualidad […]), pero toda esta historia no hace sino tapar las verdaderas carencias del cómic.

Nuevos Mutantes #28: Destino de X

Y es que esta nueva mini etapa de Nuevos Mutantes avanza a trompicones, impaciente por contarnos lo que nos quiere contar, pero entreteniéndose en conversaciones que suenan a de todo menos naturales. Hay momentos de Andanza con el resto de sus nuevos compañeros que me dan verdadera vergüenza ajena. Tengo hermanos de la misma edad (o algo menores) que estos personajes y a los que jamás he oído expresarse de esta manera, como si se tratasen de panfletos con patas que buscan únicamente transmitir un determinado mensaje sin que importen ni las maneras ni las formas. Esto mata al cómic y lo hace poco más que intrascendente. Una pena que los Nuevos Mutantes se vayan de esta manera.