«No, esto es algo que más vale hacer cara a cara«

He comenzado este artículo en dos ocasiones, con dos temas diferentes. Y es que dos temas veo en este interesantísimo Nuevos Mutantes #9: Amanecer de X que precede a todo lo que se nos viene encima con X de Espadas. Por un lado está el tema de la portada, un asunto que merece no un artículo, sino una biblioteca entera de reflexiones. Y por el otro está el que le da título a esta entrada y que proviene de la escena que cierra este número y que me ha llegado a la patata. Son dos temas radicalmente opuestos en las sensaciones que despiertan en quien os escribe y, sin embargo, tienen una raíz común: el miedo y la ira a la que éste acompaña y que trata, sin éxito, de enmascararlo.

Las medicinas amargas son las que deben ir primero, así que hablemos de la ‘prensa’. Nuevos Mutantes #9: Amanecer de X lanza a Magik, Glob y Espejismo (con la ayuda de Trinaria) a la sede central de Divulger, la página / panfleto que, gracias a la publicación de los nombres y la ubicación de mutantes cuando salían de portales krakoanos o su identificación como tales cuando trataban de pasar desapercibidos en la sociedad humana, ha contribuido al asesinato y mutilación de varios de ellos a manos de racistas descerebrados, cargados de miedo y prejuicios hacia todo lo que no es tan miserable y pobre de espíritu como ellos.

Ed Brisson ataca un medio inventado porque en la vida real hay repercusiones legales si se dice la verdad acerca de determinadas webs y medios de comunicación que hacen lo mismo. En unos días en los que se habla muy a la ligera del crimen de ‘incitación al odio’ existen cientos de personas que viven, literalmente, de pervertir la opinión pública, polarizarla y provocar el tumulto que nos aleja de la reflexión sobre los problemas reales que nos acucian. No me refiero a esos medios fascistoides con más de blog de quinceañero imbécil que de verdaderos periódicos, sino que hablo de los grandes medios de este y otros países. Periódicos, webs y cadenas vendidos al mejor postor e incapaces de hacer periodismo de verdad al tener las manos atadas por un poder económico que los ha ahogado para después engullirlos y utilizarlos para sus propios fines. La libertad de expresión y el deber de informar se prostituyen en estos medios al servicio de los intereses del que paga y toda la sociedad se ve perjudicada porque, se mire hacia donde se mire, una capa de bruma informativa nos impide percibir la realidad.

«Estaba atrapado con mutantes. Me educaron para odiarlos«

Frente a ello, y para cerrar el cómic de una forma más amable, Brisson coloca a Glob Herman.

La primera vez que leí sobre este personaje recuerdo que lo odié. Me recordaba a los minions de los abusones del colegio. Esos que eran tan poquita cosa como tú, pero que se situaban a la derecha y a la izquierda del matón para reírle las gracias… y evitar así en gran medida ser ellos los maltratados. Recuerdo detestar a esos chavales mucho más que a los matones. Al capullo violento y acomplejado podía entenderle: ser así era la única forma de dar rienda suelta a sus inseguridades y problemas de socialización. Pero a ellos no los comprendía. Me parecían traidores que, estando a la misma altura que el resto, preferían venderse a ser abusados, pero que no podían aceptar el rechazo de los demás cuando el matón no estaba presente y pretendían recibir la amistad de quienes habían sufrido antes sus burlas.

Nuevos Mutantes #9: Amanecer de X

Glob era así y, sin embargo, es a día de hoy uno de mis personajes favoritos de entre todos los bebés X que ha alumbrado el nuevo milenio. Su progresión ha sido espectacular y su crecimiento y profundidad lo convierten hoy en un personaje completamente distinto al que conociera en un primer momento. Glob se sincera al final de este número ante Magik y le relata las raíces de su desordenada adolescencia y su arduo camino para convertirse en el mutante que es hoy. Es un ejemplo de que hay esperanza y es, sobre todo, una señal de que a la violencia no se debe responder con violencia, sino con la comprensión necesaria como para que el violento pueda madurar y ver la vida a través de los ojos de otros.