«Hemos salvado a todos, pero espero que agradezcan que lo hayamos hecho con estilo«
Como si me hubiera leído en la reseña anterior (cosa imposible por tantas razones…), Gerry Duggan se marca un importantísimo giro en la trama de V. X. E.: El Día del Juicio con la segunda entrega de este mes de la Patrulla-X que pone Panini en nuestras manos. Ahora, eso sí, el giro se lo deja para una páginas finales estupendísimas en su diálogo y su intención que no hace sino remarcar lo que leemos en el resto de este interesante cómic. ¿Y qué es eso que leemos? Pues básicamente una aventurilla contra unos rezagados que no se han enterado que toda la trama de Mundojuego quedó desmantelada hace no demasiado. ¿Pretende decirnos Duggan con esto que todo el tema del juicio tiene bastante menos que ver con los mutantes de lo que nos esperábamos, tal y como se nos insinúa al final de este número? Pues hombre, a no ser que quede deshecho lo que ha ocurrido en Arakko, algo me dice que consecuencias sí que está teniendo esta historia para los portadores del gen X, pero sí que es verdad que, tras ver el juicio al Capitán América, todos nos creímos que el criterio del Celestial sería uno y… puede que Kieron Gillen haya jugado con nosotros y nuestras expectativas en las páginas principales del evento.
La cosa es que este número va un sobre juicios de una u otra manera. Cierra con el juicio a Cíclope y con la tremenda sacada de p***** de éste frente al Celestial, pero Duggan también aprovecha para darle un repaso a toda la historia marvelita a través de la figura del Hombre de Hielo. Más allá de que un servidor no esté de acuerdo con cómo se cambió la orientación sexual de este personaje de una manera harto chapucera por parte de Brian Michael Bendis (la cosa es tan turbia que cualquier guionista con malas intenciones del futuro podría llegar a decir que la homosexualidad de Bobby le fue implantada telepáticamente), la cosa es que Bobby es un mutante de nivel omega y un hombre abiertamente gay. Y Duggan aprovecha para contar cómo el ‘malvado’ Charles Xavier les enseñó a los mutantes de la escuela a integrarse en sus inicios en lugar de celebrar su manera de ser. Claro que sí majo. La cosa es que si eres homosexual y te tiras un pedo no corres el riesgo de congelar el oeste de Norteamérica. Eso y que la homosexualidad de Bobby se descubrió hace menos de diez años. Detalles.
«La única persona que puede juzgarme es mi mujer«
Trata el cómic de mandar un mensaje. Lo sé. Pero no termina de quedarme claro cuál es. ¿Que si uno no cree en un sistema judicial no puede ser juzgado por el mismo? ¿Que nadie aparte de los mutantes puede juzgar a los mutantes? ¿Me puedo aplicar yo también el cuento? ¿Puedo robar un banco y acogerme a que sólo aceptaré el juicio de una nación que haya montado a tal efecto? No me cuadra. Patrulla-X #14 (#136): El Día del Juicio mezcla momentos que me gustan bastante (el detalle de la noticia del periódico mola) con otros que parecen un poco más para el panfleto o para tratar de quedar de una cierta manera sin saber muy bien cómo. Supongo que son cosas que ocurren por la época en la que vivimos, en la que se mezcla gente agobiada por no caer en las garras de la Inquisición de lo políticamente correcto con otra que, directamente, se pasa de rosca y deja salir de paseo toda su intransigencia y sus miedos más arraigados.
Con todo, me gusta bastante más este número que el anterior. Por lo menos sí que siento que se dirige a alguna parte y me hace querer seguir leyendo (al contrario de lo que me ha pasado con Lobezno y X-Force) el evento en el que se supone que está injerto. La portada no tiene absolutamente nada que ver con los interiores y desde Panini lo tratan de razonar de una determinada manera con la que estoy en parte de acuerdo: la editorial, al igual de como ha ocurrido con el cómic de Benjamin Percy del que os hablaba ayer, ha debido meter mano en lo que se iba contar en estas páginas. Y el resultado es el que es.
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