Reinado de X está de estreno en este cuarto volumen de la recopilación que nos está trayendo Panini Cómics. Lobezno, Excalibur, Factor-X, Cable e Hijos del Átomo conforman el contenido de una entrega en la que -salvo quizás Excalibur- no hay ninguna de las cabeceras principales de la franquicia.
«Creo que es hora de que te vayas«
Empezamos con Hijos del Átomo, adición más reciente a la familia krakoana. Escrita por Vita Ayala (autora de Nuevos Murantes también en el skyline de Reinado de X), la serie presenta a un nuevo grupo de héroes adolescentes que tienen en Cíclope y compañía su modelo a seguir. ¿Tendrá recorrido? Mi apuesta es que estos personajes nacerán y morirán en Krakoa. Aparte de lo tedioso de un guion cargadísimo de explicaciones y pensamientos de su protagonista y una narración gráfica por momentos bastante confusa (hay escenas en las que es francamente difícil situar a los personajes en la acción y otras que no se entienden sin el texo), Hijos del Átomo parte con un importante problema: la redundancia.
Habiendo grupos como los citados Nuevos Mutantes, Campeones, Runaways o Jóvenes Vengadores, por no hablar de las series en solitario de adolescentes como Ms. Marvel o Miles Morales, ¿qué pueden aportar estos Hijos del Átomo? Esa es la pregunta que habría que hacerse. ¿Cuál es el objetivo de la serie? Los conflictos que plantea de inicio no difieren ni en fondo ni en perspectiva de otras series de la propia franquicia mutante y sus protagonistas no son los más carismáticos de la clase. O Vita Ayala propone un plot twist rompedor en la próxima entrega, o Hijos del Átomo nace herida de muerte.
Aunque para muertos, los muchos que encontramos tanto en Cable como en Factor-X, y por razones muy distintas. El grupo de investigadores mutantes tiene en Siryn un caso enrevesado como pocos. La mutante ha muerto ya dos veces en un par de semanas y la única pista en torno al misterio es que la víctima oculta la verdad con uñas y dientes. Por otra parte, Prodigio quiere llevar las actividades de Factor-X a un nuevo nivel. La serie de Leah Williams y David Baldeón no solo está sabiendo proponer interesantes misterios para conducir su argumento, sino que tiene la ambición de asumir responsabilidades dentro de la idiosincrasia krakoana.
Respecto a Cable, su aventura empieza a parecerse a una pesadilla de Peter Parker. Dyscordia ha encontrado el automatizador de clones y vemos a Cables por todas partes (vivos y muertos). Gerry Duggan sigue cogiendo distancia respecto al resto de colecciones y presenta una aventura que podría haber tenido lugar en cualquier otro contexto al margen del que proporciona Krakoa. Es una historia de Cable y sus fantasmas del futuro y que parece marcar el principio del fin de la trayectoria del joven Nate. Más temprano que tarde volveremos a tener al Nathan Summers adulto entre nosotros.
Y quien está más cerca de volver entre nosotros es Betsy Braddock, que protagoniza una entretenida aventura que mira directamente al multiverso y que señala que aunque nuestra Betsy es la Capitana Britania principal, no es la más preparada de todas, hay versiones -con vidas y contextos muy diferentes- que tienen soluciones para posibles eventualidades como quien se saca un conejo de la chistera. Mientras, el resto de Excalibur ve como sus opositores quieren resolver las disputas políticas y diplomáticas con los puños.
Por último, Benjamin Percy lleva a Lobezno y su brazo muerto de un lado a otro. El guionista, igual que Ayala en Hijos del Átomo, señala que sigue habiendo muchos mutantes que por distintos motivos han decidido no unirse a sus compatriotas krakoanos en la isla nación. Aunque aquí el motivo es tan banal como realista: el dinero. Este arco argumental a propósito de la aparición de Rebelde bien podría haber formado parte de X-Force y sus tramas de espionaje y conspiraciones anti-mutantes.
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