«¿Eso te parece arrogante? ¿Debería aprender humildad?«
Seguimos, más o menos, donde lo dejamos el mes pasado, con Genio revelándose como el topo al servicio de ORCHIS y atacando de manera inmisericorde la estación espacial de El Pico, base principal de operaciones de S.W.O.R.D. en órbita sobre la Tierra. Digo más o menos, porque Al Ewing vuelve un poco atrás en el tiempo para mostrarnos el día del mutante de la silla de ruedas del futuro desde que se levantó y hasta que puso en jaque a los mutantes en Arakko y en el espacio exterior. Y el monólogo que va soltando el personaje mientras realiza sus rutinas y destruye la última línea de defensa sobre nuestro planeta deja claro, a aquellos que saben leer entre líneas, cómo se va a terminar desarrollando esta trama. Porque Genio, como su propio nombre indica, no es tonto. Y hay ciertas decisiones en esta vida que exigen un cierto nivel de estupidez para ser tomadas.
Es como si yo mañana decidiera sacar de La Noche Americana los dos mil y pico artículos que llevo escritos por aquí, sin consultar ni nada, y ofrecérselos, qué sé yo, a la norteamericana Bleeding Cool. Lo más probable es que en esa revista mandasen mi ofrecimiento directamente a la papelera de reciclaje (sin menospreciarme, tampoco creo que les interesen un par de millares de artículos en castellano) al mismo tiempo que el director de esta revista le prendería fuego a mi muñeco vudú. En menos de lo que canta un gallo, me vería reseñando los folletos del supermercado en mi blog personal. ORCHIS está literalmente luchando por la supremacía de la raza humana sobre la mutante y sólo un puñado de tarados de entre los homo superior se prestarían a ayudar a sus principales enemigos por una incierta promesa de amnistía.
«Digamos que no veo diferencia entre los humanos y los mutantes«
Con todo, resulta muy interesante seguir la línea de pensamiento del protagonista de este número (el penúltimo de la cabecera que publica Panini hasta que el desenlace de Inferno lo ponga todo patas arriba) porque habla a las claras de nuestra facilidad para dejarnos guiar por las apariencias y la facilidad que tienen algunos para manipularnos con esta certeza en mente. Porque seamos realistas: vale que las apariencias engañan, pero nuestra guía por estas primera impresiones es un acto reflejo de autoprotección que tiene bastante de lógico y acertado. Pero ahí es donde ha de entrar nuestra inteligencia y nuestra capacidad de raciocinio: en mantenernos siempre alerta para adaptar rápidamente nuestros esquemas de respuesta a lo eternamente variable de la naturaleza humana. Dicho de otro modo: está bien estar atento a las apariencias, pero hay que estar preparado para el momento en que éstas no sirvan para nada.
Cierro, por si se me olvidara el mes que viene, haciendo hincapié en el hecho de que a esta serie sólo le queda un número de vida. Vale que es trampa. Vale que Al Ewing seguirá de alguna manera al frente con la nueva serie de la Patrulla-X Roja (por su presencia en Marte), pero ¡ostras!, que no ha llegado a cumplir ni tan siquiera un año de vida la colección y apenas hemos tenido tiempo de ver a sus personajes disfrutando de tramas propias (¿puede que ésta sea la primera y última?). Una situación verdaderamente llamativa para una cabecera que iba a aprovechar la presencia de la organización en la serie de streaming de Wanda y Visión y que ahora desaparece por necesidades de guión.
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