S.W.O.R.D. #9: Reinado de X

S.W.O.R.D. #9. Reinado de X: El mal más viejo del mundo

S.W.O.R.D. #9: Reinado de X«¿Algunos de tus mejores amigos son mutantes?«

 

Digámoslo claro y con todas sus letras: Henry Peter Gyrich es un cretino y un gilipollas. Pero es un cretino al servicio de su país, no lo olvidemos, y todas las decisiones (malas o nefastas) que ha ido tomando tanto en la serie de El Inmortal Hulk (de Al Ewing) como en esta misma colección (del miso guionista) dependen en alto grado de su ruindad, pero cuentan (y esto es lo importante) con la aprobación de gente poderosa que le guarda las espaldas a este cantamañanas. S.W.O.R.D. #9: Reinado de X comienza con una conversación entre este tipejo y Guardián que debería revolveros las tripas tanto como lo ha hecho conmigo. Un ejemplo de manual de manipulación y amenazas veladas más propia del III Reich que del país civilizado y democrático que se supone que es Estados Unidos. Pero esto no hace sino recordarme una cosa que siempre me ha pesado y que he detestado siempre de las narrativas de auge y caída de un grupo, héroe o nación.

 

El mayor, el más viejo y el peor enemigo de la humanidad ha sido, es y siempre será la humanidad misma. En el contexto de un Sistema Solar que por fin adquiere importancia en el contexto intergaláctico, con amenazas del exterior como pueden ser los simbiontes del Rey de Negro, las huestes de Annihilus o el regreso de Thanos las principales amenazas, los principales peligros a los que se enfrenta parte de los habitantes tanto de Arakko como de la Tierra vienen de sus propios habitantes. Las traiciones, los ataques por la espalda y los villanos vendidos a un mejor postor han sido siempre más peligrosos que enormes imperios intergalácticos y hordas de destrucción. Y lo detesto. Lo detesto porque es más de lo mismo (que eso siempre cansa) y porque habla de una incapacidad del ser humano para crecer y cambiar para mejor que me deja anonadado. Me fastidia porque el uso de estos recursos narrativos denota una enorme falta de esperanza para con nuestros congéneres. Esperanza que, por otra parte, ya nos dedicamos nosotros mismos a dinamitar con guerras innecesarias, ninguneo de los más necesitados y demás salvajadas que copan nuestro día a día en el mundo real.

 

«Ésos son los alienígenas que me gustan: amistosos y muy lejanos«

 

Continua el cómic de este mes con la llegada de una delegación bastante importante de los Shi’ar al planeta antes conocido como Marte. Este desembarco, como no podía ser de otra forma, se transforma rápidamente en una batalla sin cuartel para acabar con los guardaespaldas de la emperatriz por parte de un grupo de villanos (la Legión Letal) que Ewing crea para su uso en este mismo cómic y que Gyrich utiliza como fuerza desestabilizadora en busca de… ¿qué? Es que esto es lo que más me fastidia. Tenemos a gran parte de los gobiernos del mundo y a algunos villanos (nuevos y antiguos) a la gresca con los mutantes no porque éstos hayan agredido a sus ciudadanos o porque hayan ejercido un poder tiránico sobre los terrícolas. No. Tenemos a gran parte de los países ‘civilizados’ en contra de los mutantes porque éstos se han dedicado a comerciar con unas flores que tienen la propiedad de curar enfermedades hasta ahora mortales de necesidad. Por eso y por colonizar un planeta hasta ahora desolado para darles un hogar a los visitantes de otra dimensión que, de otro modo, habrían acabado buscando su hueco en la Tierra por la fuerza.

 

S.W.O.R.D. #9: Reinado de X

S.W.O.R.D. #9: Reinado de X

 

Cabe entonces suponer que lo que mueve a todas estas naciones e individuos es la envidia por los logros del resto y la avaricia por poseer lo que otros han logrado antes que uno mismo. Tales sentimientos son los que, a día de hoy, hacen que uno mire el periódico y sienta que somos una raza (la humana) capaz de entregarse gozosamente a una invasión alienígena… siempre y cuando nos asegurase que nuestros vecinos de al lado iban a ser objeto del doble de sondas anales que nosotros mismos.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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