«Hay mucho más en juego que tu familia«
Me parto la caja. Se veía venir desde lejos, pero bastó con que el mes pasado yo hablase de cierto tema con esta serie para que, al final del presente capítulo, ocurra lo que yo predije (siento ponerlo así, pero trato de seguir una dieta libre de spoilers). Pero es que eso es lo que ocurre con la serie de Gerry Duggan: es salvajemente predecible, salvajemente violenta y salvajemente entretenida. Con todo, uno agradecería algún giro que se salga del sota-caballo-rey que nos está suponiendo esta cabecera, para que no pueda yo decir aquí que el mes que viene veremos como todo lo soluciona un burro con trencitas y vaya y se cumpla.
Le ocurre a esta colección lo que a otras que han juntado a muchos malotes, que a la que se descuida, se están midiendo la longitud de las meadas unos a otros, soltando el chascarrillo más lapidario o asesinando al contrincante de la manera más espectacular. Todo sea por ser el badass del mes y ser loado por ello. En este capítulo vuelve a llevarse la palma Conan, simbionte mediante, con una intervención que da para reflexionar un rato (aunque no muy largo) y que es tan molona como innecesaria y predecible. Salvajes Vengadores es al grupo central de los Héroes Más Poderosos de la Tierra lo que Hobbs y Shaw son a la franquicia de Fast & Furious. Estamos frente a un spin-off que ha aparcado el argumento en favor de la acción y el cachondeo.
«¡Debes decirme de dónde has sacado estos cuchillos!«
Con todo, teniendo en cuenta la otra serie de Duggan que estamos siguiendo desde la redacción (la recientemente finalizada Lobezno: La Guardia del Infinito), aquí vemos al autor mucho más suelto. Y esto se nota para bien, porque la capacidad de Gerry para vendernos un cómic de acción que nos enganche desde el primer minuto es alta y, cuando no se ve constreñido por la premura que le exigió la cabecera del mutante de las garras de adamántium, nos puede dejar con detallitos como este, que será todo lo simple que queramos, pero que engancha desde su primer número y viene muy bien para seguir viendo a Logan de aquí para allá mientras los de la casa de las Ideas le buscan acomodo.
Pasa como con la película protagonizada por Jason Statham y Dwayne Johnson. De igual manera que uno no entra en la sala de cine esperando ver a esta pareja recitando a Macbeth, uno no lee una cabecera con el nada ambiguo nombre de Salvajes Vengadores a la caza del próximo Neil Gaiman. Esta serie da para lo que da y en su terreno funciona de maravilla. No hay momento de descanso, ni falta que hace, y tenía bastante razón Tom Brevoort cuando dijo -antes de su estreno- que la única mesa que veríamos en esta colección sería aquella sobre la que algún personaje cayera en una pelea. No es una lectura para todos los estómagos, pero sí una fuente de entretenimiento pura y, en apariencia, inagotable. No está nada mal encontrarse con este tipo de colecciones de cuando en cuando.
Deja un comentario: