«Siento que haya muerto, señor Extraño«
Tras cuatro números de pura acción y sorpresas continuas, Jonathan Hickman y Esad Ribic bajan un poco el ritmo y, aparte de pasar la colección a una periodicidad mensual en lugar de quincenal, echan el freno en el quinto número de la saga, destinado a explicar un poco mejor cómo hemos llegado hasta aquí, qué ocurrió entre Muerte y los Todopoderosos y cuál fue el papel del Hombre Molécula en todo esto. Nos toca, pues, un número más sosegado en el que el interés radica más en lo que se dice y lo que se propone a futuros que la escasa (o nula) acción que contemplamos.
Así, la muerte de Stephen Extraño que cerró la anterior entrega es la que abre el presente tomo con unas pompas fúnebres que están llenas de secretos y verdades a medias. Una nueva estatua adorna los jardines de Muertegaard, pero pronto vemos que ni la anterior estatua representaba a un muerto ni la nueva pone punto y final a una cadena de acontecimientos que amenazan con destruir todo por lo que Muerte ha estado luchando durante los últimos ocho años. El acto de desperdigar a todos los supervivientes de los universos 616 y 1610 a lo largo y ancho del Mundo de Batalla, aparte de constituir la afrenta final de Extraño, deja a un considerable número de variables sueltas en un mundo que Victor mantiene unido a duras penas y a base de conocer hacia dónde tiran cada uno de sus protagonistas.
«¿Cómo eliges quién vive y quién muere?«
Hay cosas que ya podemos predecir a partir de esta número. Casi al principio, y de una manera discreta y simpática, contemplamos dónde ha ‘caído’ la Thor del universo 616 y al final del número Hickman nos muestra la localización de diversos personajes como Cisne Negro, Namor, Capitana Marvel o, cómo no, Thanos. No estoy muy seguro de si la presencia de estos personajes en los territorios en los que caen afectará de una manera u otra a las colecciones que en ellos se desarrollan, pero el hecho de que dos de ellos estén en la capital de Mundo de Batalla ya comienza a dar pistas de su papel de ‘infiltrados’. Más aún, la cercanía de Cisne Negro al último de los Owen Reece no augura nada bueno…
Pero es Thanos quien más me preocupa. Al amante de la muerte lo han ido a soltar en el borde inferior del mundo, justo en la frontera con los dominios de Marvel Zombies, y no creo que esto tenga nada de casual. El Titán Loco bien es capaz de echar abajo el muro que separa a los devoradores de carne del resto de seres vivos simplemente por el placer de destruir y contemplar cómo este evento cambia el rumbo de la historia. Lo cierto es que no soy muy fan de solucionar/destruir el Mundo de Batalla de esta manera, pero Hickman parece tener muy clara la dirección que quiere para su crossover y, la verdad, es que de momento nos tiene a casi todos enganchadísimos.
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