Veneno #1 (#48)

Veneno #1 (#48): Nuevos horizontes

Veneno #1 (#48)«Me llamo Edward Charles Allan Brock, y soy el Rey de Negro«

 

Mientras escribo estas líneas aún no he leído el número final de la larga fantástica etapa de Al Ewing al frente de las aventuras del Inmortal  Hulk. Un fallo con la edición de Panini ha tenido la culpa de que tenga que posponer unos días ese placer y que, sin embargo y al mismo tiempo, ya me esté embarcando con él en su próxima gran aventura. Y es que a Ewing lo sustituirá Donny Cates al frente de las historias del goliat esmeralda y éste, por su parte, toma el relevo de Cates a la hora de dirigir el futuro del simbionte más famoso de la Casa de las Ideas. Veneno cae en manos de Ewing y quienes hemos disfrutado como enanos de los últimos años del más fuerte de los Vengadores (si es que alguna vez vuelve a militar en sus filas) queremos saber de qué es capaz ahora que se hace con los mandos de un personaje con el potencial del Protector Letal.

 

Porque Veneno es sobre todo eso: potencial. Es un personaje que ha ido construyendo muy poco a poco una historia más o menos potente pese a venir de unos orígenes más basados en el merchandising ochentero y noventero y que ha visto allanarse el camino a la gloria de la mano de la interesante etapa de Donny Cates (coronada con aquel Rey de Negro que se tocara con tantas series hace unos meses). Ahora, con su faceta heroica definida y con el futuro a sus pies, le toca a Ewing  hacerle volar del mismo modo a como ha hecho con el piel verde al que ahora deja huérfano. Todo sea por aprovechar el buen momento del simbionte en el cine y esa pequeña promesa que vimos al final del último filme del Spider-Man de Tom Holland.

 

«Odio a Veneno y a todas las cosas a las que ha llevado«

 

¿Y qué es lo que plantea Ewing? Pues por lo que vemos en esta primera entrega, el guionista piensa jugar a una trama en dos escenarios. Por un lado vamos a tener al bueno de Eddie Brock ejerciendo como Rey de Negro en una historia que aúna la ciencia ficción espacial con la de los viajes en el tiempo (algo que va a resultar importante con la cada vez más inminente llegada del evento que protagonizará Kang el Conquistador) y, por el otro, tendremos a su hijo Dylan tomando el testigo de su padre en la Tierra y convirtiéndose en el próximo huésped de Veneno. La doble apuesta da casi para dos cómics por separado y promete llevar a ambos personajes por parajes inexplorados, lo cual ya es de agradecer para los lectores con ganas de nuevas historias en lugar de la repetición de esquemas clásicos. Para que la empresa llegue a buen puerto acompaña a Ewing en los guiones (que el pobre ya no da para más con tanta serie) un nuevo fichaje para Marvel: Ram V. El guionista de origen indio viene de la Distinguida Competencia, de cuajar una buena etapa en la Cosa del Pantano, así que sabe lo que se hace cuando se echa a sus espaldas la historia de este personaje acostumbrado a nadar contracorriente.

 

Veneno #1 (#48)

Veneno #1 (#48)

 

En el lado ‘negativo’ de esta novedad nos encontramos con que Marvel ha decidido confiar en Bryan Hitch (uno de los dibujantes menos comprometidos con los plazos de la industria del cómic) para ilustrar esta serie. Esto, de por sí, no es una mala noticia (el arte de Hitch tiene un nivel estupendo en estas páginas), pero nos indica a las claras que más pronto que tarde, la editorial se verá obligada a sustituirle por otro artista más constante y el baile en el apartado artístico de una serie siempre es una mala noticia. Para completar estas ‘malas’ noticias nos encontramos con que Panini comienza este cómic con el contenido que ya ofreciera de manera gratuita en el ejemplar que distribuyó por el Día del Cómic Gratis. Puede que no haya hecho sino copiar el modus de la casa principal, pero no deja de ser cobrar un dinero por algo que se ofreció de manera gratuita un par de meses atrás: tirón de orejas.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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