Veneno #20 (#68)

Veneno #20 (#68): A molar se ha dicho

Veneno #20 (#68)«La leche. Eres un Terminator«

 

¡Fuá chaval! Esa es la frase que ha sonado en mi cabeza durante un rato después de terminar de leer la entrega de este mes del Protector Letal. Al Ewing lleva meses y meses avanzando en su trama poquito a poco, dejándonos conocer su propia y peculiar forma de entender a los simbiontes, pero ahora se desmelena y, en un doble número espectacular (demos gracias a Panini por dejar los dos números bien juntitos) pone a Eddie Brock en modo rocanrol a repartir toda la estopa que se ha ido comiendo desde que comenzó la actual etapa. Leo por ahí a algunos lectores impacientes que, con este número aplauden que por fin Ewing haya ‘vuelto a la cordura de como tenía que ser esta serie‘ y me da cierta lástima porque habla muy duro sobre la necesidad actual de la gente de tener las cosas de manera inmediata. Si por algo funciona tan bien este Veneno #20 (#68) es, precisamente, por todo lo que hemos tenido que esperar hasta que ha llegado. Las peleas que protagoniza el personaje en este doble capítulo son mucho más placenteras porque sabemos de dónde viene y lo que ha tenido que sufrir para poder librarlas. Eso es, entre otras cosas, lo que hace grande al bueno de Ewing: saber cómo y cuándo hay que soltar las perlitas.

 

Cierto es que si comparamos esta cabecera con la del Inmortal Hulk, donde el goliat esmeralda estuvo repartiendo a diestro y siniestro desde la primera entrega, esta serie luce un ritmo muchísimo más lento; pero es que lo que se persigue con cada una de estas historias es muy diferente: Por un lado, con Hulk Ewing partía de un hecho ya conocido que era que aunque el monstruo parecía haber muerto cuando alguien le metió una flecha en el ojo a Bruce Banner, éste no sólo seguía vivito y coleando, sino que su habitual furia había dado paso a un Hulk mucho más frío y calculador. A un Hulk terrorífico. Ewing necesitaba en esa cabecera simplemente demostrar hasta qué punto daba miedo un personaje al que ya creíamos conocer mientras iba poco a poco expandiendo su mitología.

 

«Eso me recuerda. ¿Quieres un chicle?«

 

Con Veneno el guionista recoge directamente todas las novedades que Donny Cates había ido vertiendo sobre el personaje y con ellas (y unas cuantas ideas propias) trata de reinventar por completo en concepto de los simbiontes dentro del universo de la Casa de las Ideas. Ewing ha cogido el impulso de su predecesor y ha lanzado al personaje (y a toda su galaxia de asociados) a un nivel completamente diferente que nos habla no sólo de un Veneno mucho más poderoso, sino de un héroe dispuesto a vivir aventuras muy diferentes a cuanto hemos leído hasta ahora, ya incurran éstas en viajes temporales, espaciales o, siguiendo la estela del terror que nos dejan las entregas de este mes del Hulk de Phillip Kennedy Johnson y el Motorista Fantasma de Benjamin Percy. El tema es que para desarrollar todos estos nuevos conceptos el guionista ha necesitado de tiempo y espacio, sobre todo cuando, al mismo tiempo, se ha tratado de crear a un nuevo avatar algo más adolescente para el Veneno de toda la vida.

 

Veneno #20 (#68)

Veneno #20 (#68)

 

Veneno #20 (#68) es una macarrada maravillosa en la que Eddie se desquita de unos y de otros por medio de una nueva (y ciertamente desagradable) manera de luchar. Una vez más, me temo, tenemos que dar gracias a Al Ewing por haber dedicado el tiempo necesario a revitalizar al personaje de turno que ha caído en sus manos. El dibujo de Cafu no sólo casa con lo que hemos visto hasta ahora de Bryan Hitch, sino que puede que incluso lo mejore y catapulta la serie a nuevos horizontes. El ‘cameo’ de Pere Pérez (al que veremos en la futura serie de Matanza con guiones de Torunn Grønbekk) queda también de maravilla en un segundo capítulo cuyo título es, simplemente, de aplauso.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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