«Carne quemada y productos químicos… como si alguien estuviera asando la carne sin sacarla del plástico«

A la buena de Torunn Grønbekk le está ocurriendo lo que hace unos diez años le pasó a Jason Latour, sólo parece que la llamen para cubrir ausencias críticas. Lo cual habla bien de la confianza de la Casa de lasa Ideas en la solvencia de esta autora, pero a la vez, como ya le ocurriera cuando le tocó rematar la trama de Donny Cates al frente de Thor, no le permite lucirse ni contar sus propias historias, más allá de en terrenos muy acotados y durante muy escasos números y esto, de cara al lector despistado, puede traducirse en una merma de su imagen como guionista. Ahora le toca suplir a Ram V (que ha hecho las maletas y ha firmado un contrato en exclusiva con la Distinguida Competencia) con una historia propia que no puede rozarse demasiado con la que está contando (ahora en solitario) Al Ewing y que tampoco puede extenderse demasiado, para que no perdamos de vista la trama principal de la serie de Veneno.

Para esta aventura que pone ahora en nuestras estanterías Panini, Grønbekk se hace con los servicios de un personaje actualmente en el banquillo de las series marvelitas pese a u innegable peso en la Marvel cinematográfica reciente (bueno, tan reciente como 2021, cuando vio la luz su filme en solitario). La Viuda Negra consigue para sí misma su propio traje de simbionte y se embarca en una misión de rescate de rehenes a manos de una organización formada por víctimas de los desmanes de la malvada empresa Alchemax. Este nuevo simbionte -aún sin nombre propio- le da un nuevo y espectacular aspecto al personaje (diseñado por nuestro internacional Cafu aunque el interior del cómic cuente con arte de Julius Ohta y Rafael Pimentel) y es posible que viaje más allá de este breve escarceo a la segunda mitad de 2024, cuando la guionista tendrá por fin oportunidad de contar algo cien por cien suyo con la nueva colección de Matanza.

«Era un número. Un problema matemático. Una reclamación al seguro«

En lo que a esta trama se refiere, como ya podréis suponer, nos encontramos con una lectura ‘ligera’ (si es que el secuestro y tortura de un adolescente puede considerarse así) que, sin embargo, vuelve a reflexionar sobre un tema que se ha tratado muchas veces en los cómics de superhéroes: ¿qué pasa cuando la gente contra la que tiene que luchar el protagonista tiene una migaja de razón? Vale, nada justifica las atrocidades que han planeado los integrantes de Sinnombre, pero, ¿no son acaso sus reivindicaciones justas? ¿No merecen ellos justicia también más allá del mal que están causando ahora? A este respecto, podemos intuir la dirección que va a tomar la historia de Grønbekk y dudo mucho que a la autora le quede espacio para profundizar un poco más en todo este interesante tema.

Veneno #25 (#73)

La trama de Natasha Romanov terminará con el siguiente número (ya a la venta) y luego volveremos con Ewing y con la cruzada de Eddie Brock contra Meridius, esa siniestra versión suya del futuro cuya existencia está tratando de borrar o de, al menos, convertir en irrelevante. Con todos mis respetos hacia el trabajo de Grønbekk, me muero de ganas por ver hacia dónde se dirige la historia principal del Protector Letal.