«Me voy a comer este edificio entero y a cagarlo mientras miras«
¿Os acordáis de mi reseña de Guardianes de la Galaxia #50? En ella os contaba cómo la Cosa abandonaba la formación galáctica de moda para ponerse a las órdenes de S.H.I.E.L.D. y seguirle la pista a Victor von Muerte en su nueva y mejorada vida. Pue bien, Brian Michael Bendis, por aquello de que es el guionista de ésta y aquella serie, continúa esta misma trama en el número de marzo de Victor von Muerte: Iron Man para regalarnos una entrega llena de acción en la que nuestro tenebroso protagonista demuestra una vez más que puede pelear de igual a igual con alguien casi tan poderoso como Hulk, así que quizás no sea muy buena idea tocarle las narices al autoproclamado heredero de Tony Stark.
Antes de eso nos encontramos con Victor en Bolivia en una escena que habla mucho sobre la clase de personaje que nos vamos a encontrar en esta serie: Muerte parece empeñado en redimirse, pero hay costumbres de las que resulta complicado desprenderse y, cuando nuestro protagonista se ve enfrentado a un genio rival, sacar provecho es lo primero, derrotar viene después y preocuparse por los demás se queda en un lejano y olvidado tercer puesto del heroísmo. Esto es lo que Bendis nos piensa ofrecer, a un antihéroe cuyos actos nunca serán del todo desinteresados y cuyas motivaciones y discurso van a granjearle más de un enemigo y muchas miradas de desconfianza. El cómo alguien del desmesurado orgullo de muerte gestiona estas situaciones a buen seguro será uno de los alicientes de esta aún recién nacida serie.
«Toda mi vida fue una búsqueda de poder«
Y hablando de motivaciones, éstas nos son reveladas a lo largo de un espectacular Victor von Muerte #3, un cómic que ha exigido lo mejor de Alex Maleev y que, a cambio, nos deleita la vista a la vez que nos descubre a uno de los pocos personajes que es capaz de recordar la maravillosa trama que nos tuvo en vilo el verano pasado y con la que Jonathan Hickman dio forma con sus propias manos a un nuevo y remozado universo Marvel. Este conocimiento no es vano porque define a nuestro protagonista y coloca un gigantesco interrogante acerca de cómo será su relación con Reed Richards cuando éste regrese de reformar el universo (porque espero que nadie haya dudado ni un momento acerca de la vuelta de la Primera Familia).
En este número queda retratado el monstruo bajo la máscara de hierro. Un tipo que se pasó al bando de los buenos simplemente porque se pasó el último nivel del de los malos y no logró que aquello lo satisficiera. Estamos hablando de un señor que desafió a los todopoderosos y se hizo con su poder para convertirse en un dios único y omnipotente en un mundo sostenido sobre el vacío por un simple gesto de su voluntad. El «se cansó de ser malo» indica una cuenta atrás a esta serie: hasta el momento en que encuentre una verdadera motivación para sus actos heroicos o hasta que también se canse de ejercer de héroe y vuelva a colocarse la máscara del villano que todos conocemos.
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