
Es el caso de Robocop versus The Terminator, un cómic salvaje que deconstruye la historia de John Connor y los terminators para adecuarla al contexto de la Detroit de Robocop. No faltan Skynet, los viajes en el tiempo ni las cruentas batallas por la supervivencia. Todo lo que encontramos en estas páginas es reconocible y al mismo tiempo muy novedoso. Miller consigue construir una muy entretenida historia de ciencia ficción (cierto que empieza con algunas dudas, pero va de menos a más) muy por encima de las expectativas que solemos posar en productos de este tipo, normalmente más pensados en sacarle los cuartos a los aficionados al explotar diferentes licencias, que en ofrecer un digno relato que haga justicia a sus sagas de referencia.
Si algo se le debe agradecer a Frank Miller y el trabajo que realiza en esta obra, es el hecho de no intentar contentar al respetable, no se deja intimidar por el recuerdo (muy reciente en la época, la primera edición del cómic data de 1992) y, respetando los elementos canónicos de las franquicias, elabora un universo completamente nuevo, más anclado en Robocop (es el principal protagonista del relato) que en Terminator. Miller lleva, en esencia, su historia al terreno de los ¿Y si…? convirtiendo a Alex Murphy al mismo tiempo en el germen que ha de propiciar la aparición de los terminator, justificando así el desarrollo de la historia, y en el eje central de la misma.
Walter Simonson, que venía de haberle tomado el pulso a Los 4 Fantásticos hace valer sus aptitudes para el cómic de aventuras y ciencia ficción reproduciendo con soltura la violencia intrínseca al trabajo de Miller, trasladando la poderosa acción a cada una de sus viñetas, y luciéndose cada vez que tiene la oportunidad, ya sea con las escenas de acción, recreando las emociones de Murphy (el parecido con Peter Weller es evidente) o desarrollando un temible escenario postapocalíptico en las escenas ambientadas en la futura guerra máquinas vs humanidad.
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