TÁR

TÁR: Una clase magistral de Cate Blanchett

Cate Blanchett. Cate Blanchett es TÁR. El nuevo trabajo del casi desaparecido Todd Field (su anterior película como director fue Juegos secretos [2006]) es un vehículo para que la actriz nos dé una clase magistral sobre interpretación. La intérprete australiana (que también ejerce de productora) encarna a un personaje con muchísimas sombras (nunca sabemos con certeza si albergan algo más), pero capaz de mostrar luz; una mujer que triunfa en un mundo eminentemente masculino apropiándose de sus roles; alguien vulnerable en la más absoluta intimidad, pero cuya presencia llena por sí sola todo un auditorio. El trabajo ofrecido por Blanchett justifica y hace valer un título que posiblemente no existiría sin ella. O al menos no despertaría tanto interés.

 

Cate Blanchett

 

Todd Field se sabe autor y quiere hacer una película de autor. No hay una intención narrativa o estética en los excesos ampulosos del filme; sino una motivación ególatra. TÁR parece concebida para gustarse a sí misma y se empeña en alejar al espectador en cuanto tiene oportunidad. La película se dispersa en secuencias redundantes o alargadas sin necesidad. La concreción y perfección que busca Lydia en todo momento no es compartida por el director, que -buscando un poco de la atención que recibe su estrella- se regodea en las formas buscando una solemnidad y una afectación que no corresponde con unos temas que reclaman más sutilezas.

 

Cate Blanchett

 

Porque lo que se narra en TÁR es muy interesante. Y genera conversación. Field propone, a través del retrato de una destacadísima figura en el campo de la música clásica, un debate acerca de las figuras de poder y su influencia (a veces abusiva) sobre quienes le rodean, así como de la cultura de la cancelación que se ha extendido en los últimos años a través -principalmente- de las redes sociales. Sobre este, el cineasta se queda en la superficie, no va más allá de la idea general que podemos tener todos acerca del fenómeno. Sobre el otro debate, el de los abusos de poder, Field se muestra -de manera muy estimulante- pretendidamente ambiguo.

 

Cate Blanchett

 

La película nos enseña siempre la perspectiva de su protagonista. Lydia Tár está en el centro de todo, nunca la perdemos de vista. Se insinúan cosas, se señalan otras de forma más evidente, pero rara vez se ofrecen pruebas contundentes. Y Field, aunque la castiga sin contemplaciones, nos da dos opciones: O creemos la palabra de Tár, o nos sumamos a la condena dictada en base a los juicios que hace de ella la sociedad. O nos dejamos llevar por el impulso emocional o asumimos la presunción de inocencia de la protagonista ante las acusaciones. La sospecha y la duda están ahí hasta el final.

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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