La cabra siempre tira al monte… lo que parecía que iba a ser el inicio de una nueva etapa para Gotham y el Cruzado Enmascarado no ha resultado ser tal y en un nuevo giro de los acontecimientos Scott Snyder (con la complicidad de James Tynion IV) le pide a Bruce Wayne un nuevo y definitivo sacrificio. En los principales universos comiqueros (esto es, Marvel y DC) y máxime cuando se trata de alguno de sus personajes insignia, las cosas antes o después siempre vuelven a su estado natural. Pero hay formas y formas. Snyder ha optado por una terriblemente dolorosa y violenta.
A falta del epílogo de la etapa de Snyder al frente de la cabecera de Batman (que no del personaje), con Bloom estamos ya ante el final de la colección editada por ECC Ediciones y es por ello que la odisea contra el crimen del Caballero Oscuro acabe por todo lo alto. Este volumen continúa (y concluye) el arco argumental abierto en Superpesado (siendo lo ideal que el material de ambos tomos se hubiera editado en un único volumen), llevando el enfrentamiento entre Batman y Mr. Bloom hasta sus últimas consecuencias, lo que se traduce en que una vez más (y ya van unas cuantas desde la llegada de Snyder a la colección) el futuro de Gotham está en juego.
Desde el comienzo de su andadura, el guionista ha puesto a Wayne al borde del precipicio, obligándole a sacrificar a cada amenaza un poquito más de sí mismo hasta quedarse sin nada. Ha llevado al personaje a perder su humanidad, a renunciar a ella con tal de convertirse en la clase de héroe que era necesario que fuera. El precio a pagar para convertirse en un símbolo, como hemos visto a lo largo de toda la etapa, ha sido ridículamente alto. La vida de Bruce Wayne en manos de Snyder es una tragedia absoluta, plagada de dolor miremos donde miremos. La suya es la vida de un mártir; con una misión que solo él puede cumplir, lo que nos lleva a plantearnos si es justo que le pidamos tanto a una sola persona. Batman vive, pero la empatía que sentimos hacia él y el conocimiento de todo lo que ha tenido que dar de sí mismo, salpica de cierta tristeza la admiración que le profesamos. En su pérdida de humanidad, en ese sacrificio total al que se entrega, nos recuerda, precisamente, nuestra humanidad.
El tomo publicado por ECC incluye además una curiosa galería de portadas dobles dedicadas a Batman y Superman, cubiertas de sus respectivas series que, unidas, forman una única imagen.
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