Grandes Autores de Batman: Norm Breyfogle - Noctámbulos

Batman. Noctámbulos: El poder de la imagen

Grandes Autores de Batman: Norm Breyfogle - Noctámbulos«Llevas años con sangre sobre tu conciencia, sabandija«

 

La mayor parte de las veces, cuando hablamos de tal o cual cómic, lo hacemos con la vista puesta en su guionista, centrándonos en la historia, pero olvidando por un momento al artista que, con su trabajo, ha convertido las palabras del guión en escenas que engrandecen el relato que está siendo contado. Más aún, cuando cierto dibujante logra permanecer fiel a un personaje el tiempo suficiente (toda una epopeya en los tiempos que ahora corren) él héroe -o villano- que le toca pasa a convertirse en el Batman de Fulanito, o el Superman de Menganito. ECC ha querido rendir tributo a uno de estos artesanos del pincel con una nueva serie dentro de su colección de Grandes Autores de Batman. Se tratará de unos cinco volúmenes en los que la estrella principal no será el autor de las historias, sino quien se encargó de darles forma en las viñetas. Más concretamente, vamos a seguir a Norm Breyfogle desde su irrupción, a mediados de los ochenta, en las diferentes cabeceras del Caballero Oscuro, el cual quedaría profundamente marcado por su estilo pictórico.

 

No se rodeó de mindundis Breyfogle, por otra parte. En este primer volumen vamos a leer historias de Alan Grant, Mike W. Barr, John Wagner y otros y en futuras entregas también disfrutaremos de pesos pesados como Dennis O´Neil o Marv Wolfman pero, como decía, no son ellos los que tienen el papel principal en esta saga, sino el dibujante y su estilo, tan pronto volcado en lo sobrenatural como en lo más mundano dentro del día a día de la siempre peligrosa ciudad de Gotham. Como mucho, podríamos decir que es en estas páginas cuando vemos por primera vez hacer acto de presencia a uno de los enemigos más extraños y recurrentes del Hombre Murciélago: el Scarface de Wagner y Grant. A este mafioso (y a su ‘esclavo’ el Ventrílocuo) lo acompañarían otros debutantes como el Ratonero o el Hombre Corrosivo, cuya primera apariencia se la debemos a este dibujante.

 

«He llegado tarde. Ha muerto«

 

Especialmente llamativo me parece el tema del Ventrílocuo y Scarface. Mientras que el diseño de Breyfogle para el primero se ha mantenido imperturbable a lo largo de los años (en cierto modo, resulta inmejorable esa cara tan fuera de lugar dentro del mundo del hampa), la marioneta que nos presenta el dibujante resulta mucho más recargada y alejada de lo humano que versiones posteriores (algunas llegadas tras la rotura o el incendio de alguna versión previa). Estos dos detalles son determinantes para sustentar lo que decía al principio del artículo. Breyfogle da forma a un personaje tan potente (el Ventrílocuo) que, al final, resulta indiferente a través de qué muñeco libere su psicosis (un calcetín ha llegado a utilizar durante mucho tiempo), porque ésta está ahí y nos basta con contemplar su tan exageradamente ordinaria faz para que aparezca ante nosotros el perturbado maníaco que alberga en su interior.

 

Grandes Autores de Batman: Norm Breyfogle - Noctámbulos

Grandes Autores de Batman: Norm Breyfogle – Noctámbulos

 

Todo lo anterior está reñido con la práctica cada vez más habitual de mantener varios dibujantes en cada serie e ir rotando a los equipos creativos con una frecuencia muchas veces ridícula. Cierto que esta práctica es más común en la Casa de las Ideas, pero DC también ha caído en esta tentación en diversas ocasiones y hay series, como la actual del Escuadrón Suicida, cuyos guionistas se han quedado sin dedos para contar al número de dibujantes que han pasado por ellas en el año que llevamos desde que dio comienzo el Renacimiento de DC. En el lado contrario quedan equipos tan sólidos como lo fueron el de Scott Snyder y Greg Capullo (con SU Batman) o Jeff Lemire y Andrea Sorrentino (con SU Green Arrow). El problema de crear una institución tan potente es que pronto dejas de poder controlarla a tu voluntad y supongo que ese es el miedo y el motivo detrás de muchos de estos bailes de artistas. Pero al final es el aficionado el que sale perjudicado de los intereses económicos del directivo de turno en cada una de las grandes editoriales norteamericanas del cómic.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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