«¡Avisad a toda la gente del arcoiris de mundos!«
A estas alturas de la película resulta absurdo negarle a Grant Morrison el mérito de ser uno de los autores más imaginativos e interesantes de las últimas décadas, lo que no puede negar él es su sello: esas narraciones enrevesadas en las que parecen faltar escenas y en las que es fácil perderse al poco de comenzar a leer. Los cómics de Morrison precisan, las más de las veces, de una segunda y hasta una tercera lecturas para terminar de comprender en toda su extensión lo que el guionista nos pretendía transmitir. Esto, si bien no rebaja la estupenda calidad de sus relatos, sí que echa un tanto para atrás al lector poco acostumbrado a su estilo a la hora de ponerse a leer una nueva colección.
Digo esto porque con El Multiverso el escritor escocés vuelve a desplegar una imaginación desbordante y unos conocimientos enciclopédicos de la historia de DC, pero su peculiar forma de narrar despista al lector incauto y hace que esta primera entrega deba de ser leída repetidas veces para tratar de abarcar lo que se nos cuenta sin que los huecos que el escritor deja ni los saltos que la narración pega nos hagan perdernos irremediablemente.
«¡El multiverso os necesita!«
El Multiverso nos introduce en una historia que involucra a gran parte de los héroes de los 52 Universos resultantes de los actos de Alexander Luthor durante Crisis Infinita (y cuyas historias se vieron sensiblemente modificadas durante Flashpoint). Vuelve al candelero el concepto de los Monitores que viéramos en la Crisis de las Tierras Infinitas y en Crisis Final, por lo que se puede decir que esta nueva saga es la digna sucesora de todas las historias mencionadas hasta ahora. Pero, mientras que en anteriores ocasiones los héroes de las Tierras 0 y 1 han sido quienes más peso han tenido en la trama, Morrison apuesta ahora por desplazar el peso de la historia a versiones alternativas de los mismos (como el Superman afroamericano de Tierra 23 que sigue a estas líneas) e incluso a héroes de su propia invención pertenecientes a universos poco o nada tratados hasta el momento.
EL movimiento, lejos de arriesgado, es tremendamente inteligente ya que permite al autor introducir nuevos personajes en el continuo de DC así como renovar y refrescar los argumentos de personajes antiguos sumiendo a sus alter egos en situaciones nuevas que podrían, o no, extrapolarse a los héroes clásicos de la editorial.
«¡Suelta este cómic ya!«
Mientras la amenaza va perfilándose, Morrison aprovecha para romper la cuarta pared y dirigirse a los lectores, haciendo un guiño que viene a decir: «Cuidado, tú historia no es más que el cómic que se está leyendo otro chaval en un universo alternativo«. Queda por ver si estas misteriosas llamadas a la atención del lector se traducirán en algún tipo de consecuencia para la historia que se nos está contando (no lo creo), pero lo cierto es que terminan por despistar un tanto al sacarte de la narración central cada dos por tres.
Tampoco está muy claro el grado de importancia de este evento para el futuro editorial de DC Comics dado que se están desarrollando a la vez ya demasiadas tramas que involucran a más de uno y más de dos héroes de la casa (baste con citar El Fin del Mañana) y teniendo en cuenta que en no demasiado tiempo llegará a nuestras tierras Convergencia, el evento que ha utilizado DC para seguir presente en las tiendas de cómics mientras muda sus oficinas de costa a costa de los Estados Unidos. Por de pronto se me antoja que cada número de esta nueva colección ha de ser leído cuidadosamente, ya conocemos a Grant Morrison y los detalles que pasemos por alto van a ser los que terminen por configurar el desarrollo de esta enrevesada historia multiversal.
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