«Creía que estabas en una de esas misiones espaciales tuyas«
DC sabe un rato largo acerca de reinicios y reseteos. En sus décadas de historia, pese a no haber sido nunca tendiente a resetear numeraciones, ha producido varias sonadas Crisis como excusa para volver al principio y varios cambios multiversales para poder volver a reescibir los comienzos de todos y cada uno de los héroes y adaptarlos así a los tiempos en los que se encontraban en cada momento. Esto fue así hasta que Geoff Johns se hizo cargo de Green Lantern y decidió traer de vuelta a Hal Jordan tras unos tumultuosos años en los que todo parecía haberse torcido irremediablemente para aquella colección. Así nació Green Lantern: Renacimiento. Johns rechazó la idea de negar el pasado reciente de la serie para poder contar de nuevo el origen del guardián del sector espacial 2.814. En su lugar trajo de vuelta a Jordan al mismo mundo en el que Guy Gardner, Kyle Rayner y John Stewart coexistían, unificó historias y les dio a todos un nuevo propósito. Esto marcó el comienzo de la que es hoy la etapa más brillante de los Green Lantern y fue la inspiración para el Renacimiento deceíta.
¿Por qué os cuento todo esto? Bueno, vivimos una época en la que Marvel ha decidido apostar con fuerza por una vuelta a sus orígenes que, siendo una idea completamente válida, abandona por el camino gran parte del pasado reciente (y brillante) de la editorial. DC, por su parte, ha sabido abrazar su pasado y lanzarse a un nuevo mañana con series que beben de sus historias recientes y crean nuevas aventuras y con nuevos héroes que recogen toda la mitología deceíta y le saben dar una vuelta de tuerca. Green Lanterns, de la que ECC nos trae en esta ocasión su quinto tomo, es un claro ejemplo de este asunto. Baz y Jessica son héroes de una nueva hornada que se nutren de todo lo que se ha contado desde siempre en las diferentes colecciones sobre los portadores del anillo verde y son, además, dos miradas alternativas sobre la historia de los Green Lanterns y sobre las implicaciones del poder de la voluntad.
«¡Usemos la cuerda!«
Se produce en este tomo el anunciado relevo entre Sam Humphries y Tim Seeley. El primero, que pasa a encargarse de Nightwing, se despide con un último capítulo que escenifica muy bien lo que significa el intercambio de cromos que ha hecho con Seeley (que es quien se encargaba de la serie sobre Dick Grayson). Fiesta en Casa es una historia corta que deja claro que este guionista recogió a dos aprendices de héroes y que ahora nos devuelve a dos jugadores de primer nivel capaces de compartir protagonismo en esta serie y en la Liga de la Justicia sin desgastarse. Por eso hace falta que ahora recoja el testigo un autor capaz de escenificar este nuevo cambio de rumbo, que deja de hablar del crecimiento de Baz y Cruz como Lanterns para pasar a lo que verdaderamente importa de todos los cómics de superhéroes: las personas que hay debajo de las capas.
Este primer tomo es toda una declaración de intenciones por parte de Seeley. El guionista tras Revival nos regala un primer arco en el que cada acontecimiento cuenta y que va entrelazando sus tramas hasta entregarnos en bandeja un final perfecto y que nos muestra por donde van a ir los tiros de la colección mientras él esté al frente. Para ello, como os contaba al principio del artículo, vuelve a los orígenes del mito de Green Lantern y recupera a Abin Sur y a todos sus congéneres para (ya que estamos en Renacimiento, o en sus consecuencias) darle una vuelta de tuerca a la historia de su planeta y su gente que me recuerda de manera escalofriante a lo que está ocurriendo actualmente con las nuevas generaciones neonazis de Alemania, un testimonio sangrante del daño que hace olvidar el pasado. Si es que al final gira todo en torno a lo mismo.
Deja un comentario: