Leyendas de la Patrulla-X es una colección publicada por Panini Cómics que engloba todas aquellas miniseries y especiales mutantes dedicadas a rellenar huecos en la continuidad. Pueden ser desde espacios trascendentales como el que va de la muerte del senador Kelly al mundo de Días del futuro pasado a pequeños episodios como el que aquí nos ocupa, que abarca unas semanas en la vida de Pícara en la Tierra Salvaje.
«¿Zabú? Huele algo«
Esta miniserie nos retrotrae a la Patrulla-X de principios de los 90, a un momento en el que Pícara, huyendo de Los Cosechadores acaba perdida en la Tierra Salvaje. Si conocéis la etapa, estáis de enhorabuena, en seguida podréis sumergiros en este cómic de Tim Seeley Zulema Lavina y Von Randal. ¿No es el caso? Pues bucead por foros y las wikis de turno si queréis situaros, porque los textos que acompañan a la aventura (tanto el spot-on como la mini-introducción de la cubierta interior) despejan muy pocas dudas.
Esto es importante tenerlo en cuenta, porque habrá no poca gente atraída por la portada de Kaare Andrews y por el formato, un tomito en tapa blanda que invita a pensar en una historia autónoma. Y luego la bofetada de realidad puede ser dolorosa. Sí, es una historia con su inicio y su final, pero totalmente descontextualizada, con lo que la inmersión exige un ejercicio de paciencia que en la sociedad de inmediatez y consumo en la que vivimos supone un enorme esfuerzo.
Entrados en harina la experiencia tampoco es que sea imprescindible. El cómic hace bien el ejercicio de emular los tonos y dinámicas de los infames 90, con todo lo que ello conlleva. Siendo honestos, se trata de un relato bastante intrascendente, con algunos puntos interesantes (como las tiranteces entre Magneto y Ka-Zar), pero de ejecución poco inspirada. A pesar de que el conflicto tiene su enjundia (el ecosistema de la Tierra Salvaje está en peligro y las distintas tribus del lugar se encaminan a una guerra), el guionista lo desarrolla de forma muy deslavazada y superficial en la que hay dar demasiadas cosas por supuestas y porque sí. Da la impresión de que todo es una mera excusa para que los personajes vayan de un lado a otro, pero sin un objetivo claro.
Es una pena porque hay elementos suficientes para haber gestado una aventura más dinámica y emocionante. Pero la impresión general es que se trata de un relato pensado para un nicho muy concreto, olvidando al grueso de los lectores, tanto en fondo como en forma.

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