Ya está en cines Viaje al cuarto de una madre, la ópera prima de Celia Rico que se alzó con el Premio de la Juventud el pasado Festival de San Sebastián. La Noche Americana pudo hablar con ella de sus influencias, de su forma de dirigir y de lo que es trabajar con Anna Castillo y Lola Dueñas.
Pregunta: Tu película está compuesta de planos fijos, dejas reposar la cámara y eso es algo que recuerda mucho al cine asiático ¿Por qué te gusta filmar así?
Respuesta: Me gusta colocar la cámara en un único lugar porque es el sitio desde yo miro y como yo sólo puedo estar en un sitio a la vez no me gusta que haya muchas perspectivas, siempre busco mirar desde mis ojos. Si te diste cuenta hay muchos planos que se repiten porque me gusta la idea de poder explorar la rutina en la que hay elementos que aparecen y desaparecen o donde los personajes cambian de sitio.
Me inspira mucho el cine de Yasujirō Ozu donde abundan los interiores, el hecho de haber visto sus películas y haberme emocionado con su cine es lo que hace que me guste colocar la cámara en un solo lugar y que lo que pase sea en los personajes.
P: Pero aunque sean planos fijos, hay mucho montaje interno en tu película.
R: Sí, de hecho una de las cosas más complicadas de rodar en planos fijos es que el ritmo lo marcan los personajes dentro del encuadre y por ello tienes que tener muy clara la totalidad de la película porque no puedes marcar otros ritmos en montaje. Teníamos que tener en cuenta todo eso al rodar porque hay acciones que en la vida pasan más lento o más despacio pero que en el cine tiene que ajustar a tus tempos.
El plano fijo también permitió a las actrices trabajar desde la profundidad de su personaje, las emociones y eso fue fundamental para ellas.
P: Hay un tratamiento hiperrealista del sonido, a veces rozando lo sucio.
R: Sí, era algo muy frágil porque ellas están todo el tiempo en casa, así que tuvimos que crear ritmo con el sonido. Cuando estás tan apegado al detalle te das cuenta de que se puede crear sonido, por ejemplo, para hablar de la ausencia (cuando Lola Dueñas se queda sola siempre hay un ruido de otra habitación), de la cotidianidad (la madre batiendo huevos)… también el sonido evoluciona durante todo el metraje y se acaba oyendo lo de fuera, la vecina… Se fueron construyendo muchas capas de sonido y se buscaron sonidos asociados a personajes y, de hecho, yo construí un diccionario de sonidos sobre el que se trabajó.
P: No sólo desde los sonidos, también construyes a tus personajes desde algo visual.
R: Sí, al ser dos personajes sólo en un único interior, había que describirlos desde los detalles; muchas veces puedes explicar la psicología a través de algo como unas uvas y eso fue un trabajo de analizar muy bien los personajes que había escrito e ir añadiendo capas. Quise encontrar lo que las hacía diferentes, pero a la vez iguales, como la forma en la que beben (al mismo ritmo), yo las incitaba a observarse e incorporar elementos de la una en la otra. Yo soy muy obsesiva y me fijo mucho en los detalle porque son lo que nos define.
P: ¿Qué hay de personal en esta historia?
R: Principalmente el malestar que hay al escribir esta película, que es el malestar que hay al descubrir que no puedes corresponder al amor de unos padres y de ahí parte una historia que está muy conectada con mi vida; vivo muy lejos de casa y no puedo dedicarles el tiempo que me gustaría. Además está plagada de objetos personales y está muy relacionada con el universo de la costura que es la profesión de mi madre, de hecho la máquina de coser que aparece es suya o la ropa de Lola Dueñas.
P: ¿Cómo hiciste para que la relación fuese tan realista?
R: Todo partió de llevarlas a mi pueblo y sentarlas en la mesa camilla de mi madre, se sentaron y se taparon y empezaron a crear este vínculo, un vínculo creado con mi madre. Fueron dos meses de convivencia en mi pueblo y eso las permitió conocerse porque no había nadie más a su alrededor y permitió crear ese clima de confianza. De alguna manera, lo que pretendía es crear una intimidad a nivel personal trasladable a la pantalla, mezclando vida y ficción.
P: Algo que también es muy asiático, Hong Sangsoo es lo que ha hecho en sus últimas películas.
R:¡Me encanta que digas eso! pongo mucha atención a lo cotidiano, nunca pensé si sería universal o no, pero busqué los elementos de mi infancia y adolescencia sobre los que me gustaría hablar y así me di cuenta de que todo era una metáfora que iba mucho más allá de salir de casa y podía ser una alegoría del útero materno. Estar ahí dentro, es estar caliente y protegido, lo que viene a ser un embarazo y, de hecho, está el cordón de la bombona que puede entenderse como un cordón umbilical.
P: Es muy especial porque es algo que sólo podría contar una mujer.
R: Sí, y esto hace que mucha gente se interese de la ausencia del padre. Es una relación madre e hija porque, en esa idea de explicar que hay dos cuerpos unidos, sólo entra en juego la figura femenina porque sólo existe la conexión física con ellas. También hay que entender que durante mucho tiempo, la madre siempre está muy apegada a los cuidados y quería que la película también hablase de eso.
Deja un comentario: