«Me estoy cansando de ti, Amanda«
Ocurre una cosa con Livewire desde hace un par de meses. La actual saga es interesante, sí, pero sucede tan poco de un número a otro que resulta un tanto tedioso seguir la historia mes a mes y en lugar de ello, es más agradable acercarse al cómic de Vita Ayala que publica Medusa Cómics en nuestro país cuando podemos leer de golpe unos cuantos números de la colección. Y es que la imagen al completo de lo que leamos en esta aventura va a valer bastante más que cada uno de sus capítulos por separado. Porque más allá de la bondad, o maldad, del PSEP, tenemos la intentona de Amanda por seguir protegiendo a los psiots, con métodos menos drásticos de los que utilizó cuando devolvió a los Estados Unidos a la Edad Media en su guerra contra el gobierno y sus prácticas poco éticas para con los de su condición. Y esta historia, repito, se disfruta plenamente cuando tenemos noción completa de su extensión y lo que nos cuenta.
Pocas cosas, aunque muy interesantes, suceden en el séptimo número de esta serie. Continuamos en la pelea entre nuestra protagonista y Jada, la musculosa entrenadora del PSEP, y la lucha nos lleva a una nueva muestra de hasta qué punto los críos internados han visto como les lavaban el cerebro… o hasta qué punto están comprometidos con la causa que defiende la organización. Ayala juega muy bien al despiste juntando una serie de imágenes y recuerdos en la cabeza de la niña a la que ha ido a buscar nuestra protagonista dependiendo del momento y de lo que se nos quiere mostrar. La historia sigue dándome la impresión de ir a desarrollarse por los cauces ‘normales’, pero la confirmación de tal extremo (o el giro que nos sorprenda) no llegará hasta Livewire #8.
«Gracias por proteger a nuestra familia«
En cualquiera de los casos, la guionista está dibujando una Livewire que resulta muy agradable de leer. Más allá del problema con los ritmos que he comentado antes, la heroína convertida en terrorista va dando pasos para convertirse en una versión joven y menos amargada del Magneto marvelita: villana por menester, pero consciente de su necesidad de una familia y dispuesta a sacrificarlo todo por los suyos. Se trata, como su homólogo de la Casa de las Ideas, de un personaje que gana poder en los entornos urbanos actuales, tan repletos de nuevas tecnologías con las que conectar y ampliar su potencial, y también es consciente del miedo que provoca en los humanos corrientes y molientes y del poder (y el peligro hacia ella misma y los suyos que esto provoca).
Y es que de eso va casi toda la historia de Livewire. Del pánico que experimenta el ser humano ante lo nuevo y desconocido, de la resistencia al cambio y de las víctimas que dicha resistencia causa. Amanda no es el mejor de los personajes, está repleta de defectos y tiene un pasado que se esfuerza por olvidar y enmendar, pero su lucha es honesta y el ideal que persigue (al igual que le ocurriera a Magneto) es perfectamente entendible y defendible. A los lectores no nos queda otra que armarnos de paciencia ante el ritmo de esta publicación para ver hacia dónde nos pretende llevar Vita Ayala. Seguro que con la imagen al completo podremos disfrutar mucho mejor de la historia que se nos está contando.
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