Dandadan #2

Dandadan #1-2: Muy friki, muy tierno, muy bueno

Dandadan #1«De lo contrario… te robaremos tu banana«

 

Él es un fanático de los extraterrestres al que todo el resto del instituto margina sin piedad. Ella es una chica más o menos popular que carga con el peso de vivir con una abuela médium, lo que la ha hecho crecer creyendo en lo oculto y lo paranormal. Cada uno de los dos niega fervientemente lo que el otro cree con todas sus fuerzas y sus caracteres y círculos de amigos no podían estar más alejados el uno del otro. Pero un día se retan mutuamente (ella debe ir a un sitio en el que se sospecha que ha habido avistamientos de OVNIs y él a un lugar encantado), sus vidas se ponen en peligro casi al instante y, a partir de ahí, nace una historia que acaba de alcanzar las sesenta y seis entregas en Japón (unos cinco tomos) y que ha conquistado al público con argumentos loquísimos, personajes estrafalarios y, sobre todo, con una ternura y una humanidad de fondo que hacen que los lectores (como el que escribe estas líneas) se enamoren.

 

Yukinobu Tatsu se ha lanzado al mundo del manga con una obra que huye del ‘mainstream‘ (por llamarlo de algún modo) con un carácter propio muy particular que, sin embargo, una vez que te atrapa no te deja escapar. Dandadan comienza como una historia clásica de instituto, con sus enredos, malentendidos y chistes sobre chicos y chicas en la difícil época de la adolescencia. De ahí viaja al terror puro con unas secuencias en un túnel oscuro que quitan el hipo y a la ciencia ficción más siniestra con unas escenas de alienígenas en una mesa de operaciones que dejan muy mal cuerpo. Y entre medias hay mil millones de chistes. Chistes guarros de carcajada fácil, chistes tontos de situación y chistes basados en la cultura pop que cualquiera puede entender. Hay tanto humor, tan fácil, tan loco y tan desenfrenado, que cada capítulo suele convertirse (en la Manga PLUS primero y ahora en papel gracias a las buenas gentes de Norma Editorial) en una montaña rusa de risas, acción y momentos tenebrosos.

 

«Creo que no he tenido en cuenta cómo debe de sentirse él«

 

Todo ello adornado con un dibujo que es como para ponerle un monumento a Tatsu. La primera vez que vemos a la ‘Turbovieja‘ se nos hiela la sangre. Pero es  quizás la splash page que inaugura el segundo volumen (la que podéis ver más abajo) la que mejor define el arte de esta serie: dibujazos brutales acompañados por personajes desencajados y llevados a una línea más básica (pero muy expresiva) que los hace extremadamente divertidos. Dandadan está plagado de imágenes que se gozan una y otra vez y juega con el lector tanto a nivel narrativo, como con sus diálogos y su dibujo. Tatsu se revela así como un excelente autor todoterreno que ha sido capaz de triunfar sin vendernos una historia con la seriedad de un My Hero Academia o un Guardianes de la Noche.

 

Dandadan #2

Dandadan #2

 

Y es que, aparte de todo lo dicho, la obra desprende una ternura que termina por engancharme. Okarun (se llama Ken Takakura, pero ese nombre está prohibido) es muy buen chaval, tiene una pizca de inocencia que lo hace adorable y una nobleza que hace que queramos apostar por él en todo momento. Ayase, por su parte, es bruta y a veces seca, pero tiene también un gran corazón y la manera en que su relación con el otro protagonista de la historia va avanzando es tan natural, orgánica y sencilla que apetece leer más y más sobre ella y la manera en la que lo va procesando todo.

 

Dandadan ha sido toda una sorpresa. Confieso que comencé a leerlo sin demasiadas expectativas, pero el altísimo nivel de cada uno de sus capítulos me ha mantenido enganchado desde hace ahora algo más de un año. La llegada de la serie en formato físico a España no podía ser una noticia mejor.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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