«Llevabas en coma dos meses«
Pequeño alto en el camino el que se marca Koyoharu Gotouge en este duodécimo tomo de Guardianes de la Noche. Tras los intensísimos cuatro tomos anteriores la verdad es que se agradece parar un poco para poder digerirlos como es debido y para, por qué no, poder también disfrutar del humor de la autora en los períodos entre sagas. También hace falta que los protagonistas avancen, crezcan y pulan sus técnicas de cara a retos aún mayores que están por venir y es necesario también ver de qué manera afecta al gran villano de este cómic el hecho de que uno de sus subalternos más cercanos haya sido no sólo derrotado, sino destruido por uno de los pilares y tres novatos matademonios.
Porque el primer par de capítulos de este tomo se las traen. Gotouge apuesta fuerte y nos presenta de golpe no a una, sino a todas las lunas superiores que nos faltaban, dejando entrever que no está entre sus planes ir poco a poco para poder alargar así la serie (de hecho, llegamos aquí a la mitad de su recorrido). Sin avanzar demasiado ni dar muchos detalles, la mangaka deja claro que empieza en este tomo una suerte de carrera que puede saldarse con unos demonios más poderosos o con sus enemigos por fin en una posición ventajosa para acabar con ellos. También nos permite ver hasta qué punto Muzan va a ser un enemigo temible en el momento en que nuestros protagonistas estén preparados para lidiar con él, dando a entender que la sexta luna superior era débil (esto ya suponíamos que se diría), pero que él está a tal nivel que ni el más poderoso de sus lacayos es capaz de plantarle cara en condiciones.
«Te espera todo un futuro por delante«
Acto seguido, Gotouge da un salto de dos meses en la trama para saltarse la recuperación de Tanjirô tras la batalla en el barrio del placer e ir directamente al siguiente escenario para el héroe de esta historia. Así, nos lleva de la mano a la aldea de los herreros, el enclave secreto en el que las katanas de nuestros protagonistas son forjadas y uno de los lugares más celosamente custodiados dada la facilidad con la que los héroes de este manga rompen sus instrumentos de trabajo. La trama del tomo, como no podía ser de otra forma, transita entre el humor descerebrado que tan bien se le da a la autora y las historias de entrenamiento que mencionaba antes como un paso esencial previo a futuros enfrentamientos con villanos aún más poderosos que los difuntos Daki y Gyûtarô.
Y más le vale, porque Guardianes de la Noche #12 termina con la aparición de unos contrincantes para Tanjirô muy por encima de todo a lo que se ha ido preparando. El descanso no es que haya sido mínimo, es que apenas sí nos hemos recuperado y ya tenemos en ciernes una batalla que va a obligarnos a apretar fuertemente las cachas. En el transcurso de los siguientes tomos veremos el poder desatado de dos lunas superiores más y a otros tantos pilares tratando de contenerlos mientras protegen la preciada villa desde la que las espadas de los matademonios son forjadas. También deberemos ver hasta qué punto el nuevo entrenamiento de Tanjirô ha dado sus frutos en un arco en el que Zenitsu e Inosuke no parece que vayan a hacer acto de presencia.
Guardianes de la Noche continúa siendo un festival de acción trepidante y momentos maravillosos. Se ha ganado a pulso su puesto en lo más alto del podio mangaka actual.
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