Mashle #18

Mashle #18: One-hit wonderful

Mashle #18«Un simple capirotazo no podrá superar mi poder«

 

Todos conocemos a un Hajime Komoto. Ese colega, ese conocido o ese familiar que, pese ha tener una habilidad o un talento innatos que envidias, ha ido cultivando y desarrollando con el paso de los años una increíble resistencia al esfuerzo y ahora, con el paso de las décadas, se ha convertido en alguien de quien únicamente esperas que algo le empuje a moverse (por aquello de que no se muera en su sofá). Pero a veces los milagros ocurren y las circunstancias de la vida hacen que los planetas se alineen de tal manera que esa persona se vea en la tesitura de moverse. Y que al moverse le comience a sonreír la fortuna. Y que ese talento que envidiábamos le resulte útil en su nueva aventura. A veces pasa. Y las veces que esto ocurre nunca debemos olvidar que, bajo la fachada de nuevo ser humano de éxito, se esconde la misma persona que nunca contempló aquello de cumplir con un horario.

 

El propio Komoto lo reconoce al final de este último volumen de Mashle, de la que ya veremos si no es su primera y única obra de éxito. El mangaka viene a confesar que si ha llegado al décimo-octavo tomo de la colección que publica Norma en nuestro país ha sido gracias al duro trabajo de sus colaboradores (eso siempre, que el ritmo de las publicaciones niponas es endiablado) y a la presión constante de su editor, un personaje que me lo imagino con mucho más pelo y con muchas menos arrugas al principio de su periplo con esta publicación. Creo que Komoto tiene un talento innato (sobre todo con la comedia), pero también pienso que es un vago redomado y que si su manga ha terminado derivando en un simple shonen de peleas en muchos de sus tramos ha sido por su incapacidad para asumir las riendas de su propia obra y llevarla hacia donde le hubiera gustado que se dirigiese.

 

«¿Has roto la puerta a propósito?«

 

Esto se nota especialmente en esta última entrega. El autor, liberado por fin de los plazos de entrega y con muy pocos capítulos por entregar en el horizonte (y con la cancelación descartada gracias al éxito del anime), regresa por fin al terreno de los chistes que tan bien se le da y tenemos una batalla final que es más un pilla-pilla para desquiciar al enemigo final del manga que el clásico gran combate a vida o muerte entre sus personajes más fuertes. Y desde el combate hasta el final asistimos a una feliz cascada de chistes graciosísimos que el mangaka parecía haber olvidado un par de tomos más atrás. Ojalá el manga hubiera mantenido este nivel de cachondeo durante toda su extensión. Dice Komoto que tras este último tomo se va a tomar un descanso del mundo del shonen y yo me quedo pensando de nuevo en que ojalá algo lo obligue a moverse, simplemente para que no se pierda un humor como el de este tipo.

 

Mashle #18

Mashle #18

 

Aprovecha también Komoto estos últimos capítulos para dejar bien clara su filosofía, por si a alguno de sus lectores le quedaba la más mínima duda. El mangaka es un firme defensor del Vive y deja vivir, pero también cree que todos somos distintos, pero que esa diferencia sólo sirve para enriquecer nuestras vidas y que nunca puede significar que unos estén por encima de otros. Bajo ninguna circunstancia. Mash es un chaval que sólo quiere vivir tranquilo con su abuelo, pero eso no quita para que cada vez que vea una injusticia saque sus puños a pasear. Quizás a este mundo le hagan falta más tipos como Hajime Komoto… pero con un poco más de sangre en las venas a ser posible.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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