Siempre que se presenta un live action surge la pregunta de que necesidad había para hacerlo. La respuesta corta es que da dinero y sale rentable, y Disney de eso sabe un poco. La respuesta, algo más larga, sería que da dinero y que las nuevas generaciones pueden acercarse a los clásicos de Disney de una manera más actualizada. Pero lo cierto es que ningún live action les ha hecho honor a los clásicos de Disney que, hoy en día, siguen siendo obras maestras todos ellos. Posiblemente una de las mejores cintas de animación de la historia sea El Rey León, que ya tuvo su “live action”, y que ahora regresa como precuela para contarnos la historia de como Mufasa se convirtió en el Rey león antes de Simba. La sorpresa no solo saltaba por esta precuela, innecesaria se mire por donde se mire, sino por el director que se encargaba de ella que no era otro que Barry Jenkins, sí, el director de Moonlight. Y lo cierto es que Mufasa – El Rey León no tiene nada que la haga memorable y es de esas películas que tendría que haber tenido estreno directo en Disney+, pero claro, es El Rey León y hay que darle bombo y platillo para ver lo sacamos en la taquilla. Disney ha dejado de lado la calidad por el color del dinero.
Mufasa: El Rey León quiere venir a contar como Mufasa y Taka (Scar antes de ser el villano de la historia) llegaron a ser hermanos y que es lo que hizo que tuvieran esa enemistad. Y, lo cierto, es que el resultado es sorprendente: El amor. Mira que El Rey León coge a Shakespeare y su Hamlet para crear una historia sobre la venganza a través de la tragedia. Pero es que Mufasa: El Rey León pone un interés romántico como motor del conflicto para ser los hermanos que conocemos en El Rey León. Pero a parte de eso, la historia es una historia que no tiene sorpresas, que no tiene interés ninguno y que simplemente sirve para ver como han renderizado a unos animales fotorrealistas, que ya vimos en el “live action” del original, y encima parece que han quedado de una manera bastante peor en esta película. Y es que ver a animales digitales mover la boca para hablar o cantar queda bastante mal y da, en muchos momentos, repelús. Y aquí queda más patente que nunca. Porque muchas veces ves el movimiento de la boca y no es como una persona, es la de un animal que intentar gesticular como si fuera humano y no queda nada bien.
Pero se podría salvar la película por el lado musical, pero tampoco. Mufasa: El Rey León tiene, posiblemente, una de las peores partituras de Lin-Manuel Miranda. Las canciones del clásico funcionaban a la perfección en todo momento, tenían sentido dentro de la propia historia y ayudaban para hacer que la historia avanzara. Aquí, las canciones no tienen ritmo, no son pegadizas y no ayudan en nada para hacer avanzar la historia. Cuando empieza una canción y termina te quedas igual que cuando empezó. Tienen un intento de volver a hacer Es la noche del amor pero no sale como se espera y queda como impostada. Es una pena, porque Lin-Manuel Miranda tiene grandes composiciones y aquí no ha sabido darle la fuerza que necesitaba. Pero no solo fallan las canciones, también la dirección. Barry Jenkins tiene en su haber una de las grandes películas de la última década, Moonlight, y aquí no se encuentra por ningún lado. Esta moda de contratar a directores de renombre para hacer grandes blockbusters si no se le va a dejar hacer lo que ellos quieren, es un fallo realmente importante.
En definitiva, Mufasa: El Rey León es una cinta olvidable, fea y que no tiene ningún tipo de aliciente para ir a verla. Repite muchos momentos de la original, pero de forma mucho más pobre. Es una pena que El Rey León vea como están maltrantándolo de esta manera, porque uno de los mayores clásicos de la historia de Walt Disney no merece esto que se le está haciendo.
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