«Les doy el mismo regalo que a todos los demás«

Comienzo a cogerle bastante gustillo a este cómic y a lo que en él trata de contarnos Jonathan Hickman. Y eso que nos estamos enfrentando a una locura que lleva su inconfundible sello. Y eso que para comprender en su totalidad el cuarto número de D.I.O.S.E.S. que Panini pone ahora en nuestras estanterías merece la pena haber leído antes algo de la etapa de Hickman al frente de los Cuatro Fantásticos y, locuras de la vida, el primer número de El Inmortal Thor de Al Ewing, que publicara esta editorial en diciembre del año pasado. En ellos, de una manera u otra, encontramos referencias que sólo cobran verdadero sentido al leer el número que nos ocupa hoy, pero, como pocos lectores serán capaces de buscar ambas publicaciones en su colección, esta grapa funciona perfectamente sin esos aderezos… bueno, todo lo perfectamente que nos permita su autor.

El caso es que la acción principal de este número tiene lugar en un instante. En el mismo instante con que cerrábamos la entrega del mes pasado y que tan apocalípticamente terrible pareciera. Si en la entrega anterior el foco quedó sobre el personaje de la Casandra de esta época y su visión de un futuro sobre el que no puede influir, en D.I.O.S.E.S. #4, sin embargo, ponemos toda la atención sobre ese misterioso agente de I.M.A. que liberase ese artefacto capaz de acabar con toda la realidad en un instante. Así, mientras en el presente (y con el tiempo prácticamente detenido) Extraño y Wyn tratan de evitar el fin de todas las cosas, el guionista nos muestra la vida de Robert Forson y cómo ésta cambia tras ser introducido en una misteriosa caja por un ser supra-divino llamado el Intermediador.

«Oh, no puedes hablar en serio«

El resultado, como ya podréis imaginar, es un cómic que desprende un clarísimo aroma a Hickman, pero a la vez resulta enormemente divertido de leer. Quedan muchísimas preguntas sin respuesta, pero da gusto acompañar al pobre de Stephen (el más normal de los personajes en este relato) para ir desenredando la madeja poco a poco. Aunque en esta colección, al final de cada nuevo lío hay una nueva incógnita que resolver y la que cierra este cómic no es precisamente pequeña…

D.I.O.S.E.S. #4

En definitiva, la sensación  que da constantemente esta historia es que es una de esas que ‘hay que haber leído’ para entender parte (o mucho) de lo que vaya a ocurrir en la Casa de las Ideas a corto-medio plazo. Hickman, además, experimenta con nuevos personajes y situaciones que sirven para enriquecer al universo marvelita en los cómics (y ya veremos si más allá de ellos). D.I.O.S.E.S. es un cómic que merece mucho la pena leer, por influyente y por distinto a cuanto hay ahora mismo en la librería. Da gusto encontrarse de cuando en cuando con obras así, aunque el apellido Hickman siempre suele ser una buena pista.