«Si no te acercas a este lugar con respeto, te matará«
Detrás de todo el fuego de artificio que supone la revisión de los mitos vikingos por parte de Al Ewing se es conde una realidad mucho más mundana. Esto, a grandes rasgos, es lo que podemos extraer de un octavo número de la actual colección del dios del trueno que publica Panini que es mucho más esclarecedor de lo que han sido los siete números anteriores. En él vemos a Thor manteniendo una dura conversación de dios a madre de titanes con Gea, su propia madre en la que la interpela por la reciente intromisión de Toranos, que a duras penas repelió con la ayuda de una nueva versión de los Thor Corps. A esta pregunta Gea responde con la violencia con la que la tierra repele al rayo y al trueno, que rebotan contra ella y así, a través de unas imágenes fantásticas de Ibraim Roberson (le hemos visto aquí y allá a lo largo de los últimos años, sobre todo ligado a series mutantes) podemos observar cuán pequeño es nuestro protagonista ante los verdaderos titanes de la creación.
Pero no es esto lo más importante de este número, sino el mensaje que Gea le da a su hijo, que a Toranos no lo ha convocado ella (que se ha limitado a mantener la puerta abierta hacia nuestro universo), sino la propia humanidad al haberse convertido en una amenaza cierta para la propia Gea y, por extensión, para la humanidad en sí misma (por aquello de que no pueden existir humanos sobre una tierra yerma y moribunda). Aquí rescata Ewing un viejo argumento que dejó aparcado cuando abandonó la serie del Inmortal Hulk (el de la destrucción del planeta a través de las grandes corporaciones) y, cómo no, a un enemigo de aquella época que no podía faltar en esta nueva colección del dios del trueno: Roxxon.
«Fue la humanidad la que invocó la supertormenta, Thor«
Que yo recuerde, a Dario Agger Hulk ya le dio lo suyo en aquella maravillosa etapa del goliat esmeralda y ahora, con el mismo guionista de antes, pero a los mandos de la serie que puso a este villano sobre la faz de la tierra marvelita, todo apunta a que va a ser Thor quien limpie el suelo con la cara de este despiadado hombre de negocios con tendencia a convertirse en un monstruo mitológico. No será algo inmediato y, de hecho, ya hemos visto que Agger se ha rodeado de aliados temibles previendo este enfrentamiento, pero está clara la dirección de la serie de Ewing en este aspecto. Y es que al guionista parece que le escuecen cada vez más las oscuras intenciones de las grandes empresas que parecen beneficiarse de la porquería de situación actual que existe en el mundo (guerras, cambio climático, pobreza, hambrunas, pandemias…) y utiliza los cómics que caen en sus manos como un altavoz legítimo para denunciar lo que el entiende como un camino al abismo.
Personalmente, creo que Ewing haría bien en dirigir también su ira hacia una humanidad adormilada a la que le parece ir bien con la dirección de unos conductores suicidas. Que hay empresas que se nutren de la destrucción es algo evidente, que la mayor parte de los humanos lo sabemos y no hacemos nada por impedirlo también es un hecho. Gea le da una última oportunidad al nuevo padre de todos para demostrar quienes representan la verdadera amenaza para su existencia: quizás Thor se sorprenda al encontrarse con que el peor enemigo de los humanos no es otro que ellos mismos.
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