El mes pasado dejamos a Logan al borde del desastre cuando, tratando de hacer la vida de la que ya nunca será su esposa un poco más dulce, sólo logró atraer sobre ella las hordas de los Cosechadores que buscaban su cabeza. Jeff Lemire aprovechaba esta nueva saga para, una vez terminado de situar al personaje sobre el tablero de juego del nuevo Universo Marvel, rescatar todo el feeling del Viejo Logan original de Mark Millar, sentando así las bases de una serie que va a tener muy poco de amable y sí mucho de cruel y sádica.
Ahora, con el número que cierra esta segunda-primera historia, el guionista pone sobre la mesa la carta de un protagonista muy poco dado a la piedad para con sus enemigos. El Lobezno que trataba de evitar las muertes porque ya cargaba con demasiadas murió cuando Mysterio le obligó a liquidar a toda la Patrulla-X en el futuro distópico del que procede el personaje y el que nos encontramos ahora tiene una manera más… expeditiva de zanjar sus discusiones con el villano de turno. Puede que en La Extraordinaria Patrulla-X contemplemos a una versión algo más contenida del mutante de las garras de adamántium, pero Lemire tiene muy pocas intenciones de mantener esa misma fachada en la colección principal del personaje.
«Lo suelto todo hasta que no me queda nada«
Y hay que reconocer que el condenado Jeff hace un trabajo sensacional. Hemos vuelto al presente, sí, pero en las páginas de la cabecera volvemos a ver esos silencios y ese diálogo interno de la serie de 2008 acompañados por una violencia contenida y palpable aún cuando las vísceras no están salpicando la cara del lector. También bien cierto es que, pasados seis números de su edición española, ya no soy capaz de imaginar esta nueva etapa del Viejo Logan dibujada por otra persona que no fuera Andrea Sorrentino. La falsa sencillez de su paleta y si trazo le hacen a Logan el mismo gran favor que le hicieron a Ollie en su serie en la Distinguida Competencia. Todo parece un poco más apocalíptico y Mad Max cuando pasa por los pinceles de este artista en alza y nada le sienta mejor a Lobezno que el fin del mundo.
Hay algo primario y salvaje que nos lleva a gozar con esta versión del longevo mutante más allá de lo que nuestra consciencia nos permite. La razón nos dice que frente a nosotros se alza un viejo héroe cansado y que poco a poco está perdiendo el norte y el juicio, pero el animal que queda dentro de nuestros corazones y que a duras penas mantenemos enjaulado disfruta con la sangre y el espectáculo de justicia callejera que nos brinda esta colección. Así pues tan sólo una sencilla pregunta nos resta por plantearnos: ¿Es esta la mejor versión de Lobezno que Marvel haya publicado desde hace muchos años? Frente a ella se alza la magnífica etapa de Jason Aaron, así que sólo el tiempo nos dirá si aguanta el cara a cara. Mientras tanto, los fans de Logan estamos de enhorabuena.
Deja un comentario: