«Te culpas de lo que hizo un demente«
Mientras el destino del multiverso marvelita se decide en el espacio en las Guerras del Infinito, seguimos una vez más con la eterna crisis en la que siempre ha vivido la Patrulla-X, siempre envuelta en algún tipo de extinción masiva, persecución salvaje o perturbación espacio-temporal que les tiene al borde de la desaparición como especie. Ahora la cosa va del último de los tres supuestos y tenemos al Cable de un futuro más cercano al tradicional matándose a sí mismo para devolver a la Patrulla-X original a su época y al Acab de siempre (de la línea de tiempo en la que las cosas van terroríficamente mal para el homo superior) dando caza a los mismos personajes para vete tú a saber qué plan loco de muerte y destrucción (se me ocurre que si el colega se hace con uno de los integrantes de dicho grupo ya podemos despedirnos de todo el bien que hayan hecho hasta el momento y ya podemos ir dando la bienvenida a unos Días de Futuro Pasado hoy).
El primer número de eXterminio comenzó fortísimo, con la caída no sólo de Cable, sino también de Tormenta Sangrienta (personalmente casi aplaudo que se vaya acabando con según qué redundancias…), así que en estos dos números las cosas se calman… ligeramente. Así, en eXterminio #2 tomamos mayor consciencia de los planes de Cable Jr. mientras que en la tercera entrega es Acab el villano que asume mayor protagonismo. El primero parece bastante claro que quiere evitar que ocurra lo que sea que se propone el segundo, pero los métodos de ambos son tan expeditivos que la Patrulla-X (o las patrullas) no tiene más remedio que responder contraatacando. Esto también es un clásico de las colecciones mutantes (y marvelitas, la misma base de la creación de los Vengadores es un enfrentamiento entre los mismos pergeñado por Loki) y lo único que ha de sorprendernos en estos dos nuevos capítulos son quizás las formas.
«Mis sabuesos están por todas partes«
El jovencito Cable comienza eXterminio #2 con una escena que no llegamos a comprender del todo (menos mal que Panini incluye esas maravillosas columnas al final de cada grapa que tanto echamos de menos en otras editoriales…) y esto nos lleva a pensar en lo rápido que vamos a llegar al final de esta saga (son cinco números, en el fondo ya llevamos más de la mitad) y a la inevitable resolución (nadie espera sorpresas más allá de las que ya hemos visto) de su argumento. Nos queda entonces la reflexión acerca del asesinato (¿suicidio?) de Cable a manos de su contrapartida más joven. Sé que el funcionamiento de las líneas temporales en el universo Marvel es una locura al alcance de muy pocas mentes, pero se supone que Brien Michael Bendis (con el beneplácito de la editorial) cambió la tesis de los universos alternativos a raíz de cada viaje temporal por la del tiempo como un flujo continuo (la idea clásica que cualquier hijo de vecino tiene del tema) y, en base a esta teoría, eso quiere decir que esta saga establecería que el final de la línea temporal de Cable termina aquí. Ahora y para siempre. Muy poco épico para el Capitán América de los mutantes morir en un callejón como daño colateral en la aventura de otros.
Mejor pintan las cosas para Acab, que ve su nivel de poder aumentado a partir de este arco argumental y se convierte en una amenaza mucho mayor de lo que ya era. El cazador de mutantes puede disponer ahora de una amplia gama de sabuesos que lanzar contra sus enemigos y esto puede dar mucho juego si más de un autor se decide a explotarlo y puede también tener unos efectos desastrosos sobre la ya desde algún tiempo confundida Rachel Grey (si ahora ha desaparecido Cable, ella bien podría ser la siguiente). Con todo, quedan dos números en los que las sorpresas van a estar más en los pequeños detalles que en el dibujo general de un panorama que se encamina inevitablemente hacia la senda que marca Marvel Legacy.
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