«¿Qué ha ocurrido?«
El rey del cliché. Por más que me duela, es como voy a comenzar a conocer a Ed Brisson. Su andadura en El Viejo Logan comenzó moderadamente bien, pero se vino abajo cuando decidió llevarse a Logan a Japón y enfrentarlo a unos fantasmas del pasado que bien habrían hecho en permanecer en sus tumbas. Ahora, a las puertas del final de su participación en las series mutantes (lo veremos también en el primer número de Imposible Patrulla-X, que aglutina el primer arco argumental) nos deja con otro héroe caído -y ya van tres en este crossover– que no deja de ser una repetición de la jugada a la espera de que el mes que viene llegue el VAR a poner un poco de orden.
Y es que[SPOILER] , por más que me haya caído siempre mal Cíclope, uno se cansa de verle morir una y otra vez. Vale que era el principal objetivo de Acab y coincido plenamente con el epílogo de Julián M. Clemente en cuanto a que debemos esperar para ver qué clase de papel juega Mímico en todo esto, pero la imagen ya es muy manida y, sinceramente, no creo que hiciera mucha falta tanto fuego de artificio para una resolución tan de cajón. Resulta, además, incomprensible que en una sala con algunas de las mejores psíquicas del mundo, nadie pudiera evitar el desenlace de esta cuarta entrega.
«La batalla ya ha terminado«
En cuanto a Mímico, como mencionaba antes al final de este número se nos plantean dos posibles escenarios que, sin duda alguna, muchos habréis pensado tras la última viñeta. Uno, el más estándar, lógico y tradicional, nos deja con un nuevo habitante de la cuneta mutante, un nuevo mártir por la causa que será olvidado en dos días. Y el otro nos propone una situación incómoda y en verdad interesante, que cambia de manera brutal las reglas del juego y hace que no podamos dar por «muerta» a la Patrulla-X del pasado una vez que termine el crossover que estamos leyendo. La lógica y lo que escribo en las líneas anteriores me llevan a pensar en que estamos ante la primera opción, pero nunca está de más fantasear con esa segunda.
Todo esto nos lleva al final de las Patrullas-X de colores (¿cuántos números ha durado el experimento?) y al regreso de cabeceras clásicas como Imposible Patrulla-X o X-Force, en las que se irán integrando los restos de las series que vienen a morir a esta orilla. De toda esta etapa de Marvel Legacy me da la impresión de que me voy a ir con la sensación de una oportunidad perdida. Hay buenas ideas y hay tramas muy interesantes, pero existe un miedo a la experimentación que hacía mucho tiempo que no le veía a la Casa de las Ideas y que es el peor enemigo de cualquier empresa que dependa de la creatividad de sus empleados. Sólo espero que la Patrulla Desunida que se nos viene encima sea un revulsivo del calado del evento de Brian Michael Bendis al que hace referencia y la nave corrija pronto su rumbo actual.
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