Según se acerca el final, más interesante se pone Inferno. Jonathan Hickman no solo está dando respuesta a algunos de los interrogantes que aún había entre nosotros desde Amanecer de X, sino que arroja nuevas perspectivas a cosas que dábamos por supuestas, generando la obligación de releer (y ya van unas cuantas) Dinastía / Potencias de X. Nuevas capas y matices que dan nueva vida a una etapa que acercándose a su final dejará sensaciones encontradas: un must con Hickman al frente, con no pocos altibajos en los «intermedios».
«Vaya, qué ambicioso«
Pero vayamos a lo que nos toca. Inferno #3 es un capítulo complejo, requiere de una lectura pausada y muy concentrada para no perder detalle. Que no os extrañe veros yendo atrás para repasar alguna viñeta leída una o dos páginas atrás o, incluso, rebuscando en la estantería (si es que no lo tenéis a la vista) los números primigenios de la andadura krakoana del guionista. Sin dejar de mirar hacia delante, Hickman nos descubre secretos que reconfiguran nuestra percepción respecto a algunos de los personajes. Al guionista le encanta sacar muertos de los armarios que desestabilizan todo lo que creíamos saber. Lleva haciéndolo desde el inicio de su etapa y esta final no iba a ser menos.
Si algo estamos aprendiendo de Inferno es que el mayor poder mutantes de todos es la información. La información liberada en bruto puede ser tan poderosa como una bomba (que se lo digan a Emma, cuya reacción al conocimiento de Moira ha supuesto ser una onda expansiva catastrófica para los patriarcas krakoanos); pero la guardada con celo o la conducida con precisión puede cambiar el mundo. Krakoa se forjó bajo esos cimientos… y puede caer de la misma forma.
Inferno parece tener una doble intención: Mostrar la cara oculta del nacimiento de Krakoa, esa fea y desagradable, llena de «cadáveres» y agendas secretas; y relatar su final -tal como la conocemos-, causado por la propia soberbia mutante, tan preocupada por el final de su sueño que ella misma lo ha provocado, ignorante de lo cerca que estuvo de cumplir sus anhelos.
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