«A estas alturas ni me quita el sueño«
Coincido con lo que nos cuentan las buenas gentes de Panini al final de Iron Man #26 (#145): Al final me habría gustado ver a Christopher Cantwell un poquito más al frente de las aventuras del Vengador Dorado. Porque pese a sus subidas y bajadas en ritmo, interés y espectacularidad, lo cierto es que el retrato que ha dibujado de Tony Stark ha resultado realista y apasionante. Hemos pasado del tipo endiosado de las primeras páginas que se dedicaba a buscarse en internet en busca de una aprobación que nunca iba a terminar de lograr al señor capaz de aguantar un golpe directo que le perfore el bazo sin pestañear y que vuelva a levantarse porque ‘es su trabajo’. La evolución no es completa (me falta algo más de profundización en el apartado emocional), pero sí que nos deja a un personaje preparado para lo que le pueda caer más adelante y con su imagen rehabilitada de cara a sus amigos y a una sociedad que recupera el Iron Man Day en el número de despedida del autor.
Además, nos quedamos con una situación en la que parte de las tramas de este guionista viajan directamente a los brazos del siguiente. Toda esta última aventura con las compras de armamento en el mercado negro y la reaparición de los anillos del Mandarín va a ser heredada por Gerry Duggan (la serie se queda con un guionista de garantías), que partirá con un Tony Stark arruinado (una vez más) y con la necesidad de volver a reconstruir su vida y sus prioridades (aparte de con un fondo de armario gigantesco con armas de toda clase de calibre), pero con s agenda de amistades por una vez no hecha añicos (ya veremos lo que le dura) y con una apuesta de futuro en forma de Riri Williams que es probable que este año o el que viene (coincidiendo con su serie en Disney+) vuelva a tener el protagonismo que se le exigió desde tiempos de Brian Michael Bendis.
«A lo mejor sólo estoy evitando lo obvio«
El segundo de los números que nos ocupan hoy es, además, el número #650 de la numeración Legacy norteamericana, lo que significa que viene acompañado de un par de historias extra (me quedo sin duda alguna con la anécdota de Hulk y sus saltos ‘sin usar las piernas’) y un pequeño avance de lo que nos espera con Duggan y Juan Frigeri, desde abril en las librerías. No es un cómic que debáis ir corriendo a las librerías a comprar (de hecho podríamos dar la historia por cerrada con el Iron Man #25 (#144)), pero queda como una agradable ovación al personaje que lleva sesenta y cinco decenas de entregas fracasando cada vez mejor para demostrarnos que lo importante es siempre volverse a levantar.
Lo mejor es que Cantwell no se va lejos. El guionista va a continuar con las aventuras de la Gata Infernal y eso puede significar un cierto grado de compenetración o apoyo entre el guionista saliente y el entrante en estas colección, para que los lectores podamos concentrarnos en disfrutar de las aventuras de Tony y sus trastos tecnológicos.
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