«Una violación del juramento hipocrático con piernas«

A vueltas con la muerte. Jane Foster ha estado coqueteando con la parca desde hace ya unos cuantos años cuando, en las páginas de la serie del dios del Trueno nos enteramos de que había desarrollado un cáncer que amenazaba su vida y, también en la serie que escribe Jason Aaron y que ahora llega a su fin, ella misma renunciaba a la curación a cambio de portar el martillo Mjolnir justo cuando Thor se volvió indigno a consecuencia de los sucesos de Pecado Original. La temporada que siguió en la cabecera asgardiana es una de las mejores que se recuerdan, cuando Thor pasó a ser la diosa del Trueno y llevó sobre sus hombros el peso de la desoladora Guerra de los Reinos (cuyo crossover no fue sino la conclusión de todo lo que habíamos leído previamente) a la vez que cada nueva transformación en Thor borraba de su organismo todo rastro de la quimioterapia. Sin embargo, cuando todos la dábamos por perdida, tras un número de final de etapa que le saltó las lágrimas a un montón de tipos más duros que un servidor, Aaron la trajo de vuelta. Tenía planes para ella.

Esos planes parecieron tomar forma en el crossover antes descrito. Jane volvía a empuñar un martillo (aunque esta vez era el del Thor de la Guerra) y se unía a Odinson y a sus contrapartidas de pasado y futuro para una última batalla contra Malekith que casi acababa con ella y que suponía el último aliento para el maltrecho martillo que portaba. Todo tendría que haber acabado allí, pero esos no eran los planes de los que hablaba el guionista. Y es que si algo aprendió Aaron durante el tiempo en el que la doctora fue la diosa del Trueno es que el personaje (más allá de la capa y más allá del nombre) tenía potencial. Había llegado el momento de hacer volar a Jane Foster en solitario, más allá de la ciudad dorada de Asgardia y rumbo a escribir su propia historia.

«A veces tienes que dejar ir«

Este proyecto toma forma en la presente serie. Continuadora directa de La Guerra de los Reinos (en ella mueren las valquirias y en su epílogo nombran a Foster su sucesora y guardiana de su misión y su legado), la serie nos ofrece a una Jane sin el peso de la responsabilidad que otorgaba Mjolnir. Tratando de vivir su propia vida mientras aprende a convivir con unos poderes y una tarea que le son desconocidos (el propio CAFU, su dibujante, nos la comparaba con los primeros años de Spiderman). Y lo que vemos nos gusta mucho. ¿Es una continuación de la Thor que leímos en el pasado? Sí y no. Es un personaje que todos conocemos probando cosas nuevas. Es una apuesta (y como tal puede salir muy bien o muy mal), pero también es una nueva oportunidad para un personaje del que todos (el guionista de Thor incluido) nos costaba despedirnos.

Jane Foster: Valquiria #2

Escriben esta serie a dos manos el propio Aaron y el guionista del momento: Al Ewing (El Inmortal Hulk). Y les basta a estas dos fieras un par de números para abrir y cerrar la primera trama, establecer las reglas del juego y proponer una galería de principales y secundarios. Jane rompe (literalmente) con el pasado, pero -fiel a la manera que tienen de trabajar estas dos mentes- es muy consecuente con el mismo. Aún es pronto para medir si este será el gran éxito de 2020 o si será otra de tantas historias olvidadas, pero lo cierto es que las sensaciones que nos deja esta primera dupla de entregas no podían ser mejores.