«Es un tiempo de juicio en la Tierra«

Benjamin Percy ha decidido aprovechar todo el tema del Día del Juicio para recuperar un personaje y una trama que habían quedado colgando en la serie de Lobezno desde que publicara Panini en España X de Espadas. Así, en Lobezno #25 (#131): El Día del Juicio vuelve a primer plano el insufrible (y casi indestructible) de Solem, que parece que se ha librado del genocidio de Arakko por aquello de andar de fiesta por la Tierra, y vuelve la trama de las dos espadas Muramasa a cobrar fuerza ya que quedaron cabos sueltos en el evento mutante de hace un par de años. Todo esto sin perder de vista ni la guerra entre Eternos y mutantes ni, mucho más importante, el repentino Juicio Final que ha caído sobre todos los habitantes de la Tierra. Eternos incluidos.

La gracia es que Percy pasa casi de puntillas sobre el evento tras hacer una reflexión sencilla: Logan carga con tal carga de muertos sobre sus hombros que difícilmente se libre de un juicio negativo cuando el propio Steve Rogers ha sido considerado como ‘no apto’. Si el mejor de los héroes y el que ha sido durante años el líder de los Vengadores no puede pasar el examen del Celestial entonces, ¿qué esperanzas hay para un mutante con demasiados secretos por ocultar y pecados por los que pedir disculpas? De ahí que Lobezno decida que ‘si no puedes convencerlos, mátalos’ y se lance a la loca misión de acabar con una deidad primigenia de la humanidad y un nuevo dios para los Eternos. Hubo un tiempo en el que Jason Aaron, muy católico él, trató de llevar al mutante de las garras de adamántium por un camino algo más espiritual, pero a Logan siempre le ha pegado bastante más no el ateísmo, sino la falta de reverencia por cualquier tipo de figura todopoderosa que lo mire desde las alturas.

«Si me ayudas a matar a un dios arriba, te ayudaré a matar a un demonio abajo«

Tenemos pues una doble persecución, la de la Novia Infernal sobre Solem y Logan para hacerles pagar por su fallido matrimonio y por el robo de las que iban a ser sus espadas y la de Solem hacia Logan, en busca de montar un frente común contra la anterior y que pronto se torna en una cacería Celestial como condición impuesta por el habitante de Krakoa. Todo apunta a trama cortita e intensa, enmarcada en el evento aunque sólo lo toque de manera tangencial (me niego a creer que Solem y Logan sean capaces de provocar un rasguño en el Progenitor) y al regreso de la grapa de Lobezno al terreno violento y rudo al que nos tenía acostumbrados hasta el paréntesis que protagonizó Deadpool durante los últimos meses.

Lobezno #25 (#131): El Día del Juicio

Dicho esto, repito que a la serie le vendría bien un poco de desahogo cómico, pero lo cierto es que la cosa no pinta a que vayan los tiros a ir por ahí dado que en cuanto acabe toda la trama de este evento los mutantes se van a sumergir en una espiral descendente hacia el drama que ya veníamos viendo venir desde hace algún tiempo. Quizás sea mi yo harto de ver sufrimiento en el mundo real, pero echo de menos algo más de humor y luz en los cómics que leemos cada mes. Los cómics no sólo deberían ser un reflejo imaginativo de la realidad que nos rodea, sino que deberían ponernos los pies en la tierra cuando nos venimos muy arriba y deberían permitir a nuestras almas volar cuando la realidad terrenal se nos torna pesada e inaguantable. La cabecera de Lobezno es buena, Benjamin Percy está firmando una muy buena etapa, pero no estpy seguro de que sus historias descarnadas sean lo que los aficionados necesitamos leer ahora mismo.