Dentro de una nueva iniciativa llamada Marvel Arts, Marvel Comics y Abrams ComicsArts publican este Círculo cerrado en el que el veterano Alex Ross ha contado con total libertad para llevar a Los 4 Fantásticos donde él quisiera… que ha resultado ser una zona negativa con claro aroma sesentero.
«¡Estamos justo donde temía que acabaríamos!«
Para esta obra, Alex Ross deja a un lado el fotorrealismo exacerbado que le caracteriza a favor de un tono más pulp que le sienta de maravilla a una historia que busca, por encima de todo, ser un homenaje a los tiempos de Stan Lee y Jack Kirby. De hecho, Círculo Cerrado es una revisitación de un relato de aquella época, aunque adaptada a los modos de hacer más actuales. Despreocupaos en cuanto a encontraros con una narración cargada de sobreexplicaciones y descripciones de todo cuanto acontece. Ross se sumerge en el espíritu del momento para impregnar de él toda su apuesta estética.
En este sentido es cierto que el primer trabajo largo de Ross como guionista en el campo de los superhéroes quizás no sea lo más original o estimulante del mundo. Los lugares comunes están ahí desde el principio. Pero esa es parte de la gracia. A través de su impresionante pincel, evoca un tiempo en el que las historias eran mucho más sencillas, pero igualmente asombrosas. ¿Y qué persiguen los imaginautas sino el asombro continuo? Tanto argumento como personajes son sumamente reconocibles por parte de los seguidores de la primera familia y, como buena golosina, deja ganas de más. De mucho más.
Panini Cómics publica este Los Cuatro Fantásticos: Círculo cerrado en un tomo en tapa dura, a un tamaño a medio camino entre el comic-book norteamericano y el cómic franco-belga, con una curiosa sobrecubierta desplegable que resume, a través de unas viñetas verticales en escala de azules, el origen de los imaginautas. Un interesante detalle que no solo subraya -aún más- el talento de Alex Ross como ilustrador, sino que aporta una capa de accesibilidad a la obra para que cualquier neófito pueda acercarse a la misma. Por pedir, algún texto del propio autor o una selección de ilustraciones/bocetos habría redondeado la edición, pero nos tenemos que conformar con sus peladas 64 páginas.
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