«Profesor, ¿cuánto tiempo quiere seguir con esto?«

Segunda entrega de Marvel y la dinámica queda ya meridianamente clara en la miniserie capitaneada por Alex Ross: pequeños avances de una historia escrita a medias con Steve Darnall y Kurt Busiek y dibujada por él mismo al principio y al final de cada grapa y, entre ambos segmentos, varias historias que tiran, en mayor o menor medida de la nostalgia del lector por tiempos pretéritos dentro de la Casa de las Ideas. En este número en particular contamos con la presencia de Dan Brereton, Eric Powell y Paolo Rivera para otras tres breves historias que involucran a los mutantes, al bueno de Ben Grimm y a un Visión muy cercano al que hayamos podido ver en los cines (o en las pantallas de vuestros móviles, ya sabéis).

La primera de estas breves aventurillas nos lleva a los tiempos en los que Lobezno era un recién llegado a las filas de los mutantes. Brereton regresa de los años noventa para dibujar un relato con un fuerte aroma a los cómics de aquella época en el que los personajes parecen más preocupados por mostrar la longitud de su… hombría que por hacer algo medianamente constructivo. La historieta tiene valor por la manera en que nos lleva de la mano al pasado, pero poco más. Porque a ver quien se lanzaría a día de hoy de cabeza a comprar un cómic en el que los personajes se dedican básicamente a soltarse bravuconadas mientras que un señor calvo en silla de ruedas les observa a una distancia prudencial. Muy creepy.

«¿Así que quieres mi cannoli?«

Más divertida me parece la segunda propuesta. La Cosa se queda sola en casa y, para variar, todo sale mal: Spiderman le trata de robar sus cannoli (algo muy propio del trepamuros parece ser) y un estela plateada en manos del Doctor Muerte le amarga la mañana de rodríguez. Al menos, de fondo, se adivina un gran sentido del humor y el remate de la historia me parece bastante divertido (a costa del pobre de Ben, que sólo quería pasar unos días tranquilos). Por lo demás, estamos ante otra historia que tira descaradamente de la nostalgia como principal (y prácticamente único) reclamo.

Marvel #2

La más interesante de las tres tramas es la que firma Paolo Rivera. Por la estructura narrativa y por la temática que muestra, este es un relato mucho más actual. Pero además nos cuenta un momento temporal que, si bien da un poco igual cuándo se sitúe, contribuye a dibujar la gran humanidad del sintezoide Visión, un androide en cuerpo, pero con un alma y un corazón más grandes que los de muchos humanos contra los que se enfrenta. La Visión: Fuera de Fase es un cuento bonito y tranquilo en mitad de un escenario dantesco que nos habla sobre el verdadero heroísmo, ése que no va de pelear contra un robot gigante o un monstruo de los avernos, sino de proteger la sonrisa de una niña en mitad de una catástrofe.