DC Pocket - Kingdom Come

DC Pocket – Kingdom Come: Anzuelo para novatos

DC Pocket - Kingdom Come«Consideraron que el mayor fracaso de Superman fue su incapacidad para verse a sí mismo como la inspiración que era«

 

Imaginad por un momento que jamás habéis leído un cómic. Bueno, puede que cuando fuerais  unos críos tal vez (alguna historia de Lupo Alberto en el Pequeño País o un tebeo de Astérix en casa de vuestros primos), pero poco más. Un día tenéis, no sé, un viaje en tren a Cáceres y, en espera de que el trayecto os lleve tres días, ocho trasbordos y un paseo en mula, os pasáis por un kiosco a la caza de algo de lectura ligera para el camino (que tarde o temprano la batería del móvil fallecerá, seguramente en lo más interesante de ese capítulo de Stranger Suits). Y ahí lo veis, entre otras muchas revistas coloridas, con esa portada en la que Superman y Wonder Woman dan la impresión de estar juzgándoos mientras un señor jubilado parece lamentarse por la cantidad de gente en mallas que lo acompaña. Y cuesta menos de diez euros. Y pensáis «¿por qué no? Vamos a ver de qué va esto«.

 

Y cuando aún no habéis llegado a Plasencia os dais cuenta de que se os ha terminado el Kingdom Come que ECC acaba de incluir en su línea de DC Pocket. Y necesitáis más. Pero aún os quedan dos días y medio de camino hacia la ciudad extremeña.

 

Esta es la idea tras la línea ultra-barata (en precio y calidad) de ECC para la redición de clásicos (y no tan clásicos) de la editorial estadounidense que nutre su fondo de armario. Que lo encuentre no el lector avezado de cómics que ya busca la excelencia o, sencillamente, algo que vista mejor en su estantería predilecta, sino aquél que no es lector de cómics y que un buen día, porque es barato, porque es de un formato cómodo o porque no tiene otra cosa para leer, se hace con uno de estos álbumes. Por eso es especialmente interesante tener por aquí a grandes clásicos de DC como la fabulosa obra de Mark Waid y Alex Ross. Porque este ‘lector novato’ querrá seguramente más y, puede (si termina aficionándose a los cómics), terminará por comprarse una edición mejor y más deslumbrante de aquél tebeo que le acompañó en aquella odisea en tren tan extrema y tan dura.

 

«Como dicen las Escrituras: ‘Temed a Dios y dadle gloria, pues la hora de su Juicio ha llegado’«

 

De Kingdom Come poco habría que hablar. Ya lo reseñó para esta revista Daniel Lobato hace algo más de siete años y yo sólo puedo añadir que tenemos en sus más de doscientas páginas al Mark Waid más inspirado acompañado por la espectacularidad gráfica que representa el incomparable Alex Ross. Todo ello para contar una historia sobre un apocalipsis que se cierne sobre la Tierra cuando los héroes deceítas cuelgan la capa para dejar paso a unas nuevas generaciones más centradas en conseguir unos objetivos determinados que en analizar la carga moral que éstos conllevan y que regresan para poner en vereda a sus sucesores y, ya de paso, ejercer sobre la humanidad una autoridad que jamás esgrimieron en sus tiempos como héroes al servicio de la misma. Kingdom Come disecciona la responsabilidad que yace bajo cualquier tipo de poder y nos advierte acerca de la facilidad con la que somos capaces de olvidar que, muchas veces, lo que para nosotros es bueno, para los demás no lo es tanto.

 

DC Pocket - Kingdom Come

DC Pocket – Kingdom Come

 

¿Se disfruta mejor el dibujo de Ross en una página de mayor tamaño? Claro que sí (yo es que lo colgaba de las marquesinas de los autobuses o de los andamios de las obras), pero esa no es la idea de DC Pocket. La idea es que este cómic de diseño anodino, calidad de edición cuestionable y precio de risa sirva de anzuelo para un gran número de nuevos lectores que aún no saben que necesitan de esta lectura. Y, visto así, me parece una idea genial por parte de la editorial española, aunque (llámame loco) yo le habría añadido una introducción que contextualizase la obra. O una serie de lecturas recomendadas. O un pequeño repaso a la trayectoria de sus autores…

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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