«Ver es lo único que se me da bien. Y se me da muy bien«
Extensísimo número con el que la Casa de las Ideas (y más concretamente Jason Aaron y un batallón de dibujantes) homenajea los setecientos cincuenta números (siguiendo el orden de Legacy) de la serie de Los Vengadores. En él asistimos al final de World War Hulka, así como al principio de unas cuantas tramas que nos van a mantener ocupados a lo largo de este año de 2022 (sí, ya estamos en abril, pero entended que este número se publicó originalmente en enero de este año en Estados Unidos) con lo que esta ‘grapa’ se nos va a los casi nueve eurazos y que corre el riesgo, según el momento, de convertirse en un catálogo de futuros posibles más que en una historia hecha y derecha.
Pero vayamos por orden: comenzamos (escenas del Orbe y de los Vengadores Prehistóricos aparte) con la resolución de lo que ya leíamos el mes pasado en esta colección. Hulka se ‘merendaba’ una bomba de diez trillones de kilotones para evitar que Atlantis quedara arrasada a la vez que le hacía una cara nueva a la Viuda Roja. La consecuencia de esto la sabíamos todos: una Jennifer Walters dopada de gamma llega a la Montaña de los Vengadores, se tira un pedo de los que hacen que los cachetes batan palmas y logra, con ello, curar al Celestial Caído y recuperar su esbelta figura justo a tiempo de que llegue su serie a Disney+. Si es que el Aerored hace maravillas…
Bromas aparte, por todos era sabido que toda esta trama iba a acabar así y, dentro de lo que cabe, no ha sido de lo peor que le hemos visto hacer a Aaron en esta colección (aunque me siento incapaz de apoyar el dibujo de esta etapa en algunas escenas…). El final de World Ward Hulka, además, trae consigo el fin de las hostilidades de Namor para con los habitantes de la superficie (de momento) y una deuda de honor con la famosa abogada de piel verde que seguramente pague uniéndose a los Héroes Más Poderosos de la Tierra, lo cual, esperemos, podría derivar en una actitud algo más conciliadora a largo plazo con el Hombre Submarino.
«Pronto estará lloriqueando a nuestros pies, como las demás«
Una vez resuelta esta trama, y en conexión directa con ella, nos encontramos con que los Héroes Más Poderosos de la Tierra lanzan una oferta para nuevos reclutas en infojobs. Resulta que las aventuras individuales de cada héroe (T’Challa es un emperador galáctico y Tony Stark se está pegando con Korvac…) les quitan algo de tiempo para hacer sus cosas de Vengadores y se abre el casting para nuevas incorporaciones, tales como la del antes mencionado ex-gobernante de Atlantis o la directamente llegada de una serie de Aaron, Jane Foster-Valquiria. Estos personajes (y alguno más que está por llegar) serán necesarios para la gran batalla que se avecina contra la nueva versión 2022 de los Señores del Mal, formada por mezclas locas de villanos de distintas dimensiones (sí, esto me está sonando horrores al evento de Noches Oscuras: Metal de la Distinguida Competencia) y liderada en la sombra por un Mefisto que no se cansa de venir a por más collejas (quizás cabría recordar que el guionista es profundamente religioso y que eso de lanzar a sus personajes contra el demonio es algo que disfruta especialmente).
Tenemos también en este tomo una historia de Thor contra el Nido que no termino de encajar ni entender del todo (más allá de su irrelevancia) y quedan medio abocetadas las tramas del Ka-Zar cósmico (esto me ha vuelto loco) y del potencial regreso del Escuadrón Supremo tras la debacle de su aventura en Heroes Reborn (jod$r, ya había olvidado ese evento). Pero me quedo especialmente con esa escena de Hulka en un tribunal ruso defendiéndose a sí misma, porque, a la vista de la situación actual con el gigante eurasiático, la idea de un juicio justo y con una mujer extranjera pudiendo expresarse libremente en aquella nación se me antoja como el mayor chiste escrito por el guionista de Lobezno y la Patrulla-X en toda su carrera.
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