Con permiso de la familia Kravinoff, la orquestadora de todo y que se tiene guardada para sí un tremebundo final que veremos próximamente, Muda, la aventura que da la vuelta de tuerca definitiva al conflicto entre el Lagarto y Spiderman, constituye el punto culminante de la macrosaga que conforma El Desafío. Si hoy, ocho años después, seguimos hablando de Muda como una de las historias más potentes de la historia reciente del trepamuros es gracias a la labor de Zeb Wells y de los dibujantes Emma Ríos y Chris Bachalo.

Al igual que sucedía en Misterioso (que reseñamos hace pocas fechas) la edición de Panini Cómics de este Marvel Saga incluye Muda como plato fuerte, pero también otras historias más pequeñas relacionadas con el contexto de El Desafío (Peter está desempleado, está que si sí que si no con Carlie, Felicia Hardy anda también roneando…) y un puñado de portadas para completar, insisto, una de las historias más potentes de los últimos años en la franquicia arácnida.

Zeb Wells conforma una aventura que va un paso más allá en la dialéctica tradicional en la que se han movido siempre los envites entre la araña y el alter ego del Dr. Connors. El guionista rebusca en lo más profundo del torturado científico y abre una puerta al monstruo, tratándolo como lo que es, un ente distinto que tiene cautivo al doctor. El monstruo toma aquí un aspecto más puro, primigenio, conduciendo irremediablemente la narración al terreno del terror y la tragedia. Spiderman es un personaje que se desenvuelve muy bien en escenarios aventureros y urbanos, donde se entremezclan los problemas del día a día con la lucha contra el crimen. Tampoco podemos restar interés a su faceta científica y tecnológica (ampliamente explotada en estapas recientes de Dan Slott). El terror sin embargo parece no casar con el personaje, al menos en apariencia. Ese optimismo inherente, la comicidad con la que encara las situaciones… ¡hasta el colorido de su traje! lo alejan de estos ambientes oscuros. Y sin embargo cada vez que un escritor ha abordado ese territorio ha salido victorioso, dotando al trepamuros de algunas de sus historias más emblemáticas como La útlima cacería de Kraven o aquellos primeros encuentros con Veneno. Esta aventura nos lleva a un horror animal, un horror que no entiende matices. Si dudas, mueres.

Muda lleva la tragedia de Curt Connors a límites insospechados. Dentro de la franquicia arácnida pocos personajes han sufrido tanto como el doctor, cuyos demonios reptilianos son una constante de la que no puede escapar. Ni él ni sus seres queridos. De una forma más literal o metafórica, en estas páginas todos pierden un poco de su humanidad, son llevados a situaciones límite y abocados a dejar de lado el raciocinio y moverse a golpe de instinto. Muda (en inglés Shed) hace referencia a la muda de la piel, como hacen los reptiles. Pero (las maravillas del idioma) en castellano Muda puede interpretarse también como la ausencia del habla, enlazando con esta idea de la perdida del raciocinio, de humanidad, que envuelve la aventura.