Nova #6

Nova #6. Consumirse: Falsas esperanzas

Nova #6«Estás a salvo, coleguita«

 

Cuando empecé en esto de escribir sobre cómics no tenía demasiada idea sobre lo que hablaba y daba mi opinión sobre cómics en base a (sobre todo) la impresión que dejaban en mí como fan entregado. En aquel entonces era fácil sorprenderme, dado que mis paseos a través de los infinitos crossovers de Marvel y DC no habían hecho más que empezar y las estrategias de las grandes editoriales aún me eran muy desconocidas. No mucho ha cambiado desde entonces, sigo considerándome un lector novel que aún necesita muchas horas de vuelo antes de poder opinar con seguridad sobre según qué temas, pero ahora ya no es tan fácil lograr que me quede con la boca abierta.

 

Comencé a leer Nova allá por 2014 buscando, precisamente, una serie de sorpresas que me demostraran que aún se pueden contar buenas historias iniciáticas en una editorial tan grande como la Casa de las Ideas. El tiempo (y la perseverancia) ha demostrado que fue una buena idea darle una oportunidad a esta colección, sin embargo Jeph Loeb, primero, y Gerry Duggan, después, han dado lugar a un personaje que, al contrario que Kamala Khan o Miles Morales, no terminaba de despegar. Es por ello que Marvel le da ahora entrada a Sean Ryan, un autor que hace sus pinitos en las dos majors americanas (no en vano está escribiendo la nueva temporada del Escuadrón Suicida) y que promete ordenar la vida de Sam Alexander en la Tierra antes e enviarlo de nuevo a explorar el universo.

 

«¿Dónde está papá?«

 

Ryan recoge al personaje tras su paso por las Secret Wars (no, al final no ha habido un Últimos Días para Nova) y nos lo presenta en acción en compañía de… ¡su padre! El sueño de Sam, tanto tiempo aplazado parece que por fin se ha cumplido y patrullar la Tierra y el cosmos en compañía de su progenitor obra maravillas en un personaje que ya no es el alocado crío que nos vendió Duggan, sino que (dando un paso más hacia el legado de Spiderman) se trata de un adolescente que trata de lidiar con una intensa vida escolar, familiar y superheroica. Casi nada.

 

Nova #6

Nova #6 La nueva generación de superhéroes, sólo falta el Motorista Fantasma

 

Y es que el guionista ha sabido plasmar a la perfección la clase de cacao mental que debe tener un chaval obligado a dividir su vida en tantos trozos para poder abarcar todas sus actividades (¿no os recuerda a los pobres críos sometidos al infierno de clases de ajedrez, música, ballet, fútbol, matemáticas, chino mandarín…?) El disfrute de su renovada vida familiar le impide relacionarse como le gustaría con sus amigos, su vida escolar evita que profundice en algunos temas ciertamente sospechosos de su entorno y su faceta como Vengador sólo viene a sumarse a lo anterior para complicar las cosas aún más. Es por eso que Ryan habla de poner primero las cosas en orden en casa antes de visitar con Nova otros planetas. Esto tendrá especial relevancia dentro de la colección principal de los Héroes más Poderosos de la Tierra y será un factor determinante para los cambios que nos esperan en dicha cabecera tras su paso por Civil War II.

 

«Me estás arruinando la vida…«

 

Lo más importante de este cómic para mí es, sin embargo, que logra volver a sorprenderme. La trama sobre el padre de Sam toma un giro que no se puede decir que sea absolutamente novedoso, pero Ryan imagina un enfoque por completo inesperado que, no os voy a engañar, me ha gustado mucho. Además, el guionista sabe hacernos morder anzuelo tras anzuelo y estira la trama de una manera orgánica, de manera que abarca todo el tomo y no se convierte en el argumento de unos cuantos de sus capítulos.

 

Nova #6

Nova #6

 

La nueva etapa de Nova (a quien dibuja con bastante elegancia Cory Smith) no podía haber comenzado mejor. Tenemos enfrente al mismo adolescente que se encontró un casco negro en su cobertizo, pero Ryan se ha quedado con esa curva ascendente de maduración que Duggan guionizó al final de su etapa y no pasará mucho tiempo antes de que, de tanto coger impulso, el nuevo Nova llegue de nuevo a unas estrellas que siempre han sido su territorio natural.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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