«Vale, bien… Esto es algo inoportuno«
Seguimos con nuestro análisis de las miniseries ligadas a las Secret Wars que Panini ha publicado bajo la cabecera Crossover. Si el otro día os hablábamos de Inferno, la simpática, pero demasiado ligera aventura en el Manhattan tomado por los demonios que había escrito Dennis Hopeless, hoy nos vamos a un territorio bien distinto de Mundo de Batalla para leer una historia de Peter David en la futurista región de 2099.
El guionista, responsable también de las aventuras de Miguel O’Hara en la Tierra de finales del siglo XXI bajo su alter ego de Spiderman, aprovecha las Secret Wars para presentarnos a otros personajes de este futuro alternativo y tan siniestramente parecido a nuestro presente. En el contexto de este evento, PAD coloca al protagonista de su serie al frente de Alchemax y nos cuenta las aventuras de unos Vengadores al servicio de la peligrosa corporación del futuro. Sabiendo como sabe el autor que su continuidad tras las Secret Wars al frente de la franquicia está asegurada (ni tan siquiera habrá un cambio de dibujante), trata en estos cinco números de expandir el universo del trepamuros del futuro con una serie de personajes de lo más variado e interesante, parte de los cuales ya conocíamos y a los que trata de dar el mayor trasfondo posible de cara a la próxima temporada.
«Somos los Defensores. Encantados de conoceros«
La historia que aquí se nos cuenta se trata de una aventura sencilla que busca presentar a toda esta serie de personajes a los posibles nuevos lectores que puedan unirse a las filas marvelitas a raíz del evento de la editorial o tras el y con la enésima renumeración de sus colecciones. Así, nos encontramos con una nueva versión de héroes como el Capitán América, Iron Man, Viuda Negra, un Halcón bastante más literal que el actual y el mismo Hércules que siempre, que para algo es una deidad inmortal, ¿no? De entre ellos destaca el primero, encarnado en esta ocasión por una mujer con la que se experimentó con el tan manido suero del supersoldado y que, gracias a un conveniente lavado mental, no es consciente de ser la heroína que lidera a la versión de los Vengadores que vemos en estas páginas, aunque, no sé, quizás su extrema musculatura y los moratones que han de dejarle sus correrías nocturnas deberían hacerla sospechar, creo yo.
Se ha hablado mucho del aspecto de este personaje, alejado de los cánones superheroicos de «belleza en bikini», pero la idea no es nueva. Ya en algunos cómics menores hemos visto a otras mujeres de armas tomar (heroínas y villanas como Madre Rusia en Kick-Ass 2), pero quizás el uso de un icono tan potente como el del Capitán (o Capitana) América sirva para poner otro clavo en la tumba de los estereotipos a la hora de diseñar los personajes heroicos femeninos. Sin irnos a lo híper-musculado, la propia Kamala Khan (Ms. Marvel) ofrece una imagen mucho menos voluptuosa que su predecesora y ha logrado constituirse como uno de los grandes personajes de los últimos tiempos en la Casa de las Ideas. En la misma línea, el sorprendente aspecto del Iron Man de 2099 debería hacernos pensar aunque fuera sólo un poco.
«¡Voy a disfrutar haciéndote pedazos!«
Pero quizás lo que más nos haga reflexionar, si es que tenemos tiempo para ello, de este cómic sea el hecho de que en las postrimerías del siglo XXI hasta los héroes son corporativos y trabajan a la sombra de una gran empresa. La visión de Peter David del futuro, tal y como nos la ha ido vendiendo en la serie principal, es fría y pesimista. Ni Spiderman es el héroe a cualquier coste de la actualidad ni el resto de metahumanos viven su vida heroica fuera del horario de oficina. Hacer el bien se ha convertido en un negocio y en una manera de asegurar los beneficios de las empresas que los emplean, al reducir al mínimo las variables que el caos y la destrucción pueden inyectar en los mercados. Este es el futuro al que nos dirigimos, no os equivoquéis. PAD puede haber incluido en el guión a héroes y villanos, pero variando un poco el enfoque, nuestra realidad presente y futura no dista mucho del cuadro que aquí se nos presenta.
En el apartado gráfico, como os decía, poca variación teniendo en cuenta que Will Sliney repite como artista. La experiencia de guionista y dibujante se nota en un cómic en el que todo está donde debería estar, en el que la transición de viñeta a viñeta es suave y delicada y pensada para que el lector no tenga la mínima dificultad en seguir la trama. Entran ganas de seguir leyendo las aventuras de este grupo de héroes en un nuevo y diferente universo Marvel, la verdad.
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