El Inmortal Hulk #25 (#101)

El Inmortal Hulk #25-26 (#101-102): El yo, el superyo y el ello

El Inmortal Hulk #26 (#102)«¡Eso es lo que pasa con los empollones! ¡Nunca sabes cuando se les va a ir la olla!«

 

Muy atrás queda la época antisistema de Hulk. Tras acabar con Roxxon y hacer del mundo un lugar un poco menos malo y tras convertirse en la clase de antihéroe que todo personaje torturado aspira a ser, entramos allá por El Inmortal Hulk #23 (#98) en una nueva etapa en la que el enemigo a batir no es una gran corporación que trata de manejar los hilos de la sociedad desde las sombras, ni una rama del ejército empeñada en sacar provecho de los terroríficos poderes de nuestro protagonista. No, ahora el enemigo juega en casa, desde las mentes de quienes rodean a este gigante inmortal, acechando a cada uno de los monstruos gamma y ascendiendo poco a poco en la escala de poder hasta colocarse en una posición verdaderamente temible.

 

Hablo, cómo no, del Líder. El personaje que crearan el propio Stan Lee y Steve Ditko ha asumido, bajo el mando de Al Ewing, un papel mucho más siniestro y está sirviendo, además, para arrojar algo de luz acerca del funcionamiento del eterno ciclo de muertes y resurrecciones de Hulk y sus aliados y enemigos. El villano está demostrando mucho más potencial destructivo desde lo subliminal y sibilino del que fuera capaz de presentar Dario Agger en el momento cumbre de su enfrentamiento contra el piel verde. Sobre todo porque, exceptuando nosotros, nadie más está viendo lo que hace el enemigo de Bruce Banner y esto nos sitúa en esa posición incómoda y angustiosa que gastan tan a menudo las películas de saber lo que está pasando, pero no poder avisar de ninguna manera a las víctimas potenciales del asesino de turno.

 

«Puede resultar difícil hacer malabares con tantas cosas a la vez«

 

Los dos números de este mes son muy distintos entre sí. El primero, tal y como ocurriera con El Inmortal Hulk #100, nos lleva al pasado. Pero muy al pasado. Concretamente al inicio de toda la historia de Banner y Hulk, repasando su historia de malos tratos, su enfrentamiento con su padre, su intento de pasar página y su trágico final en un El Inmortal Hulk #25 (#101) que resulta mucho más disfrutable de lo que esperaba, pero que apenas sí avanza en la historia que está contando el autor. Con todo, las pocas páginas que son cien por cien originales de este cómic nos ofrecen una imagen verdaderamente terrorífica, que prácticamente nos obliga a releer todo lo que hemos ido viendo en esta colección hasta el momento. Porque, ¿cuándo apareció el Líder en escena? ¿Qué es lo que pretende como objetivo final? Y, ¿acaso existe alguna manera actualmente de pararle los pies? Aunque todos creamos saber la respuesta de la última cuestión, lo cierto es que el personaje se está haciendo con el timón de todos los aspectos del consciente, el subconsciente y lo que quede entre ambos de nuestro protagonista.

 

El Inmortal Hulk #25 (#101)

El Inmortal Hulk #25 (#101)

 

El Inmortal Hulk #26 (#102), por su parte, avanza más en este sentido, tratando de orientarnos hacia un momento de clímax que aún está por llegar en esta saga. Pero quizás lo más interesante de esta segunda grapa sea la historia de complemento que contiene y que significa el regreso de Jeff Lemire a la Casa de las Ideas acompañado por el arte de Mike del Mundo. Se permite la gente de Panini elucubrar sobre que sea éste el recambio de Ewing al frente de la colección cuando la misma llegue a su fin en el número #50 estadounidense (vamos por el #37). Personalmente, prefiero no mirar con ojos soñadores hacia un futuro con el guionista de la fantástica El Viejo Logan al frente de esta colección. Aún quedan unos cuantos números para disfrutar de la montaña rusa de emociones que se ha marcado el tío Al a lo largo de los últimos tiempos y la historia se merece que saboreemos cada página y cada viñeta.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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