Spider-Gwen: Ghost Spider

Spider-Gwen – Ghost Spider. Siempre de fiesta: Acomodación

El final de la etapa de Seanan McGuire (sin contar con la miniserie escrita enmarcada en Rey de Negro) al frente de las aventuras de Ghost Spider nos deja con las mismas sensaciones que llevamos señalando desde el comienzo de la misma. La serie resulta bastante entretenida, pero con su imparable acercamiento a los estándares de las grandes ligas, la serie ha perdido por completo su frescura inicial (ya quedan absurdamente lejos los tiempos Jason Latour y Robbi Rodriguez), convirtiéndose en otro sucedáneo más del omnipresente Spiderman encarnado por Peter Parker.

 

«¡Estoy tranquila y esto va a salir bien!«

 

Contra todo pronóstico, Siempre de fiesta (título que le ha dado Panini Cómics a este cuarto volumen de la colección) deja a un lado la aventura desarrollada en el tomo anterior y todo lo concerniente al Chacal. Dada la relevancia que le dio la guionista, trayéndolo desde Tierra-616 al hogar de Gwen y posicionándolo como su mayor amenaza (logrando dar incluso con un método para debilitar a su simbionte), el cambio de dirección resulta un tanto extraño. Muchas cuestiones sin resolver que no inquietan a McGuire, más interesada en aprovechar la oportunidad de crear sus propias versiones de personajes clásicos del universo Marvel para esta Tierra-65, que en cerrar argumentos.

 

Spider-Gwen: Ghost Spider

 

El caramelo de reinterpretar y retorcer a algunos de los símbolos de la editorial es muy goloso. Más si cabe cuando la consigna del todo vale está escrita en mayúsculas. Y a eso es a lo que se aventura McGuire, que justifica la elección y caracterización de personajes acudiendo a la naturaleza de los what if…? y a que como el multiverso es inabarcable, todo vale. Decisiones creativas que gustarán a unos y a otros no (ahí no entramos), pero que pecan de la acomodación inherente de esta etapa. Las intenciones se perfilan muy pronto y rápidamente cae en demasiados lugares comunes. Así mismo, la aparición de tipos como el Hacedor (que tan pronto aparece en Veneno como en estas páginas, cambiando de universo y de serie como quien se cambia de calcetines), incurre de nuevo en el error de abrir interrogantes que llevan a ninguna parte. ¿Lo peor? Lo anunciado al inicio del artículo, estamos ante el final de la etapa de la autora y si nadie lo evita, muchas (demasiadas) cuestiones quedarán en el aire.

 

Con todo, insisto en la idea inicial, la serie resulta bastante entretenida. El problema, quizás, radica en que McGuire se reconoce excesivamente como fan (solo tenéis que leer las declaraciones recogidas en los textos que acompañan a la aventura) y escribe como tal. Gwen vive aventuras y se relaciona con personajes sacados de aquí y de allá, pero no hay un desarrollo real de ella como protagonista, o no deja esa sensación de evolución.

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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