¡Lo que hemos llorado tras leer Vengadores Costa Oeste #5! No por emotivo, ni mucho menos. Sino porque se ha acabado. A pesar de los buenos ratos que nos ha hecho pasar y las enormes posibilidades que se iban abriendo a medida que la química entre los personajes crecía, Kelly Thompson no consiguió atraer la atención de un público siempre reticente a las historias que se alejan del estandar superheroico. Así, con esta quinta entrega (que incluye los capítulos #9-10 de la edición anglosajona) Panini Cómics da por concluida la publicación de Vengadores Costa Oeste.
«¿Skrulls? No. ¿Cómo habéis llegado a esa conclusión?»
Este final prematuro ha supuesto para nosotros una pequeña tragedia, no podemos negarlo. Pero vamos a quedarnos con los estimables aportes que nos ha deparado Thompson en la serie. A su manera, Vengadores Costa Oeste ha servido para darle continuidad a la colección de Kate Bishop en solitario y ha sabido establecer relaciones con los irrepetibles Jóvenes Vengadores. Si con esto no bastara, ha recuperado a ese Quentin Quire cínico y terriblemente orgulloso (pero de gran corazón) que nos encandiló durante la etapa de Jason Aaron en Lobezno y la Patrulla-X y nos ha presentado a Jeff, la mascota más guay que os podáis encontrar en vuestra vida.
El final se la serie es un tanto abrupto pues aunque cierra la trama vampírica iniciada en Vengadores Costa Oeste #4, deja abierta la trama de fondo que ha ido desarrollándose durante toda la serie y que ponía el foco en las alianzas villanescas de los padres de Kate. Se agradece, eso sí, que la autora no pierda el sentido del humor en ningún momento, como muestra la mención a Olla de Hierro en la última viñeta (si queréis saber quién es, repasad el primer y segundo número de la colección) anunciando el cese de la cabecera.
El regusto con el que nos deja Vengadores Costa Oeste es la de un trabajo sin terminar. No porque haya quedado inconclusa (insistimos, la trama principal queda bien atada), sino porque echa el cierre con la sensación de ser una serie que aún tenía mucho que decir. Pero así funciona el mercado. Es cierto que hay elementos que no terminaban de funcionar del todo (como la inconstante presencia del equipo de TV en la vida del equipo) o (por centrarnos en el contenido de esta última entrega) la forzada «transformación» de Ramone cuando ya tenía un buen encaje en la dinámica. Con todo, son cuestiones que podrían haberse pulido con tiempo. Otra vez será. Quizás en la inminente etapa de Thompson en Deadpool, recupera alguna de las puertas que han quedado abiertas aquí.
El tiempo juega a nuestro favor y demostrará que Vengadores Costa Oeste merecía mucho más, convirtiéndose en una serie de culto. Y con suerte no tardaremos mucho en saber más acerca de Kate y los suyos.
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