20th Century Boys #4

20th Century Boys #3-4: Primer final

20th Century Boys #3«Te juro que volveré«

 

Continuamos con la interesantísima reedición de 20th Century Boys que se ha sacado de la manga Planeta. Tras dos tomos repletos de misterio y de una trama que se iba acercando poco a poco a un inmenso drama, llegamos en esta ocasión a 20th Century Boys #3, una entrega que marca un radical cambio de rumbo para el seinen manga de Naoki Urasawa hasta el punto de poder diferenciar entre dos historias muy distintas: la que lleva a los acontecimientos de este tomo y la que surge a consecuencia del miso y que comenzamos a leer entre éste y el cuarto tomo de la colección, una lectura mucho más que recomendable para este caluroso mes de agosto.

 

No está exento de polémica este cambio en las reglas del juego. De hecho, el mangaka se encontraba en el momento de realizar estos tomos a caballo entre ésta y la genial serie de Monster (si no la habéis disfrutado todavía, Planeta también la tiene editada en nueve prácticos y estupendos tomos), por lo que, en su momento, la lectura de la historia tuvo sus pausas (lo cual tiene hasta sentido teniendo en cuenta lo que acontece en la trama) y fue para los lectores como si nos enfrentáramos a dos colecciones bien distintas. Un paso a Dragon Ball Z o a Naruto Shippuden en el terreno de los seinen que, al menos a mí, me dejó el culo torcido. Y la sensación sólo se disipa un poco ahora que han pasado los años y vuelvo a leerme uno de los mangas de más largo recorrido del autor de Master Keaton.

 

«¡Nadie tiene derecho a hacernos callar!«

 

Se relatan entre estos dos números los sucesos de la ‘Nochevieja Sangrienta del Año 2000‘, la culminación de todos los planes de «Amigo» y su enfrentamiento final con la mal llamada Brigada de Kenji. Pero pronto nos damos cuenta de cómo van a desarrollarse las cosas cuando comenzamos a leer acerca de lo que ocurre con un nuevo grupo de personajes en un ‘lejano’ año de 2014 (tened en cuenta que este manga se publicó originalmente entre 1999 y 2006 más el extra de 21st Century Boys de 2007). Y aquí es donde reside el punto crítico para mí. Lo que ocurre entre estos dos tomos y que se termina de relatar en el hermoso capítulo catorce de 20th Century Boys #4 (‘La Canción de Kenji‘) podría bien haber cerrado la serie por siempre jamás. No sería un final feliz y no sería algo fácil de asimilar, pero estaríamos hablando de una historia completa abierta a la interpretación por parte de los lectores, que serían los encargados de ponerle un final adecuado a la trama. Sin embargo las ventas debían estar yendo excepcionalmente bien y la editorial debió convencer a Urasawa para continuar, porque, lejos de terminar, el argumento tiene en este tomo un nuevo comienzo.

 

20th Century Boys #4

20th Century Boys #4

 

Mucho ojo. Lo que sigue a continuación no es peor a lo que hemos leído hasta ahora. Simplemente es otra historia, acerca de un grupo distinto de personajes (entre los que veremos caras conocidas, muchas de hecho) en una situación de partida muy distinta a la que teníamos al comienzo del manga. No será este el último giro del manga, pero sí el más sonado por su trascendencia y por el cambio en las reglas del juego que supuso para la colección. Lo que comenzamos a leer a partir de entonces tiene una nueva protagonista y un tono radicalmente opuesto al costumbrismo que se adivinaba tras el misterio y la violencia de los primeros dos números. Exige un cambio de chip a la hora de leerlo, pero es también cien por cien disfrutable. Hay quien opina que 20th Century Boys debería haber terminado tras La Última Canción de Kenji: yo creo que efectivamente lo hizo y que lo que viene después es terreno inexplorado más allá de los recuerdos infantiles acerca de bases secretas y veranos en la Expo Universal.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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