Star Wars #8

Star Wars #8: Vamos de excursión

Star Wars #8«Adoro mi trabajo«

 

Poco ha durado el flashback que nos mostraba el pasado de Obi Wan Kenobi. En el octavo número de Star Wars Jason Aaron vuelve al presente para retomar el periplo de Luke Skywalker, aún falto de convicción acerca de su destino como jedi pero un poco más esperanzado tras la lectura de los diarios de su maestro, y para volver a saber acerca de Han Solo y Leia Organa y su aventura en busca de la nueva base de operaciones para la Rebelión.

 

Tampoco es que nos preocupe demasiado. Vale que la historia pretérita que nos contaba Aaron sobre Tatooine y los violentos mercenarios de Jabba era muy interesante, pero también lo es comprender cómo Luke aceptó el manto de los jedi que le tendió Obi Wan y en este número se da un paso más en esa dirección cuando el joven padawan toma la decisión aparentemente suicida de dirigir sus pasos a la ahora peligrosísima Coruscant para encontrarse con lo que otrora fuera el centro de mando de la orden a la que está destinado a representar.

 

«Ah, vaya. ¿Ahora queréis hablar?«

 

Para ello, Luke sabe que no puede viajar por su cuenta y riesgo puesto que un jedi en Coruscant tiene ahora los días contados. Así pues, en este cómic vemos como el joven Skywalker pone rumbo a la denominada Luna de los Contrabandistas, Nar Shaddaa, a la caza de un forajido al que contratar para tan peligrosa misión. Sin embargo, su inexperiencia le vuelve a jugar una mala pasada cuando se ve enfrentado a todos los violentos pobladores de la luna por la posesión de su preciado sable láser. Aaron pretende dejar muy claro que su colección no va a reinventar lo contado hace décadas por las películas. Al principio del Episodio V Luke ya había vivido unas cuantas aventuras en compañía de Han y Leia, pero en esencia seguía siendo un ingenuo granjero de Tatooine que aún habría de pasar por duras pruebas de valor y pérdida antes de madurar completamente.

 

Star Wars #8

Star Wars #8

 

En cuanto a Han y Leia… Volvemos a la superficie del planeta sin nombre en el que trataron de ocultarse de los cazas del Imperio en medio de la Nebulosa Monsua para encontrarlos tal y como los dejamos, en manos de la ‘esposa’ del contrabandista: Sana. La mujer se nos revela como una peligrosa cazarrecompensas dispuesta a lo que sea para sacar beneficio… y para llevarse de nuevo a Han a su nidito de amor. Aquí, el guionista aprovecha para demostrar que Leia no necesita ser salvada por nadie (bueno, cuando fue hecha prisionera de Jabba el Hutt sí) y en Star Wars #8 realmente somos testigos de la incómoda posición de Han Solo: atrapado en la superficie de un planeta perdido con dos mujeres de armas tomar mientras los bombarderos imperiales se dedican a dejar caer bombas sobre los tres.

 

Poco más sucede en un número en el que Stuart Immonen sigue desplegando su extraordinario arte y su variada paleta para dibujar tan pronto el oscuro interior de un antro de contrabandistas como los exóticos paisajes del deshabitado planeta en el que caen Leia y Han.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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