«Por desgracia, yo nunca podré ser Batman«
Con todo mi cariño y todo mi respeto. Pero, ¡qué huevazos tienes Scott! ¡Cómo puedes dejarnos así! ¡¿En serio, último número?! Madre mía…
Pues sí. Hasta aquí llega la colección de ECC con la que Scott Snyder se despide (el actual crossover deceíta no cuenta) del Caballero Oscuro. Ha sido casi una década de historias de alto nivel, pero el guionista necesita un cambio de aires y nadie se lo va a discutir después de los buenos momentos que nos ha dado. Así, una vez finalice su actual desempeño al frente de Noches Oscuras: Metal le veremos al frente de… ¡la Liga de la Justicia! Se podría decir que no hay mal que por bien no venga y el guionista será responsable del principal grupo de héroes de DC el mismo año en que Brian Michael Bendis desembarca en la editorial para un movimiento que viene a llamarse New Justice, que bebe directamente de los sucesos del crossover que ahora copa nuestras reseñas y en el que también se embarcan Joshua Williamson (el estupendo guionista actual de Flash) para una serie llamada Justice League Odyssey y en la que la editorial junta a un grupo de lo más variopinto (Cyborg, Starfire, la Green Lantern Jessica Cruz y Azrael), James Tynion IV con el regreso de una Liga de la Justicia Oscura (¡SÍ!) capitaneada por Wonder Woman, Dan Abnett, que seguirá al frente de su exitosa Titanes, y Adam Glass (¿os acordáis del Escuadrón Suicida de 2013?) al frente de los Jóvenes Titanes.
Esto quiere decir que este número, esta fina grapa, pone punto y final a las dos historias que se venían contando desde hace unos meses en la colección. Por un lado tendremos a Alfred tomando el lugar de Batman como protagonista y hombre de acción y por el otro tendremos al propio hombre murciélago enfrentándose a la mafia rusa en su propio terreno y con sus propios y letales métodos. Dos historias bien distintas que, como ya dijimos hace unos meses, hunden sus raíces muy profundamente en la historia del personaje y que, además, dejan plantadas semillas de cara al futuro de Batman en el resto de series en las que aparezca a partir de ahora.
«Estoy muy orgulloso de ti«
Con todo. Me quedo con la miel en los labios tanto en la primera como en la segunda trama. Cierto que ambas resuelven la acción más inmediata, pero también dejan muchas cosas planteadas que, a no ser que ya esté pactado que las recoja alguien en el futuro, se quedarán en la nada y, lo que es peor, nos dejan a todos con una extraña sensación de que esto no es el fin. Tanto que he tenido que investigar para cerciorarme que Snyder no tiene ningún otro bat-proyecto en la recámara más allá de lo que veamos a Bruce en su faceta de la Liga de la Justicia. Al final, la sensación es agridulce, porque es un final que no lo parece (valía más como tal el último número de la aventura con Dos Caras que abrió la colección), pero a la vez hemos podido leer de nuevo al Snyder no atado a la continuidad de antes de su lanzamiento al estrellato. Y eso mola.
Y también está el hecho de que este es el final del camino que el propio guionista ha elegido. No todos los escritores de cómics pueden decidir hoy en día cuando acaban sus colecciones (las presiones editoriales y las ventas mandan) y la verdad es para alegrarse el saber que Snyder goza de ese nivel de autonomía en DC. Y que salta a la Liga de la Justicia. Señores la f%&king Liga de la Justicia. Quiero leer esos cómics YA.
Deja un comentario: