Voluminoso tomo el que nos presenta ECC Ediciones sobre Wally West, el velocista escarlata que protagonizara su larga e icónica etapa. Nos aguardan nada menos que 456 páginas de pura acción ilustradas por dibujantes de la talla de Humberto Ramos o Paul Ryan.
En este Punto Muerto se recogen los arcos argumentales Punto Muerto y Carrera contra el tiempo, así como algunas historias más breves que van desde aventuras compartidas entre Flash y Nightwing (ambos son amigos desde su época en los Jóvenes Titanes), un tie-in con el evento Noche Final, o un relato navideño que explora la relación entre Linda y Wally. Historias que complementan muy bien a los grandes arcos que protagonizan este libro.
El primero de los retos a los que se enfrenta Wally West es de tal magnitud que se impelido a acudir al resto de velocistas para hacer un frente común. Savitar, el villano de la función, es un fanático de la Fuerza de la Velocidad, a la que venera como una deidad. Y ya sabemos qué sucede con los fanatismos. Este arco incide en el carácter coral de Flash (teniendo presente que todo, más o menos, gira en torno a Wally West), trayendo a la primera línea de acción a velocistas como Jesse Quick, Bart Allen o Jay Garrick, y permite también la recuperación de villanas como la soviética Christina Alexandrova -o Lady Flash- para la causa. Savitar, el villano, cumple todas las condiciones del megalómano enloquecido, lo que lo vuelve una amenaza terrible. Mucha acción e interesantes apuntes sobre la mitología que envuelve a la Fuerza de la Velocidad son los puntos más atractivos de esta aventura.
El segundo reto, no más sencillo que el anterior, bifurca la acción en dos frentes. Por una parte Wally, atrapado en la corriente temporal, ha de ir ayudando a quienes se encuentra por el camino mientras encuentra la forma de volver a casa, y por otra, Linda Park se alía con un nuevo velocista para detener una amenaza que se cierne sobre la ciudad. Secretos, celos, juego de identidades… la trama resulta entretenida, pero el regusto a reciclado está muy presente. Ya tuvimos una buena ración de todo ello en El regreso de Barry Allen y la sensación es que Waid no ha hecho sino recoger ideas ya utlizadas aquí y allá. El punto más interesante de Carrera contra el tiempo es el protagonismo que toma Linda, que lejos de acomodarse en el sofá, se mete de lleno en la acción.
En ambos relatos se hace mucho hincapié en el legado de Barry Allen y el resto de Flash. Se hace un recorrido a lo largo de la historia (pasada y futura) que refuerza la idea de heroismo que representan West, Garrick y compañía, un heroismo que no busca aplausos, sino hacer lo correcto. La presencia de personajes como Bart Allen o las referencias a la Legión de superhéroes del siglo XXX evidencian la importancia de la misión de los Flash. En momentos de dudas West no solo ha de mirar al pasado y recordar a su tío, sino mirar al futuro y comprobar que todo el bien que hacen merece la pena.
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