ECC Ediciones sigue ampliando su catálogo deceíta -y gothamita en particular- con la publicación de las aventuras de Harley Quinn ideadas por Karl Kesel en varios tomos en cartoné. El primero (que nos ocupa ahora) toma por título Preludios y chistes malos y cuenta con los Dodson (Terry y Rachel) como equipo artístico para dar vida a la visión de Kesel. 19.50€ de un tomo sin extras y que recopila los siete primeros capítulos de esta serie protagonizada por Harley Quinn, la última que tuvo en solitario el personaje hasta la llegada de Amanda Conner y Jimmy Palmiotti con los nuevos 52.
Esta etapa, que toma como principal referencia el trabajo de Bruce Timm y Paul Dini presenta a una Harley liberada del yugo de su pastelito, con quien ya en el primer capítulo marca distancias. Esta Harley Quinn tiene un carácter episódico, sigue un esquema muy similar al de las ficciones televisivas del «caso de la semana». Cada capítulo se refiere a una acción concreta (salvo los números #6-7 que comparten aventura), pero por debajo se va desarrollando una trama más compleja, que es la que va guiando la evolución de nuestra protagonista.
Kesel apuesta por un tono muy liviano, casi podría decirse que facilón, pero muy efectivo. Harley es un personaje al que le sienta muy bien la comedia ligera, con una fuerte inclinación por el slapstick y el humor más físico. El guionista lo ve claro desde un primer momento y va a por todas en esa dirección. Ahí cobran mucha importancia la nómina de personajes secundarios desarrollados por Kesel, que mira más allá de los villanos de turno para poner el foco en los esbirros. Carne de cañón para sufrir la ira de los líderes villanescos de turno o y caer ante el fuego amigo.
En este primer volumen se pasean personajes como Joker o Hiedra Venenosa (estos dos no podían faltar), y otros como Dos Caras o Enigma, pero ni rastro de Batman. El Cruzado Enmascarado es una figura presente en las calles de Gotham, pero no precisa hacer su aparición. Aquí se demuestra. Se le cita, se le tiene muy presente, pero no hay necesidad de acudir a él, cuando lo único que haría sería distraer el foco.
Preludios y chistes malos está muy centrado en repasar los orígenes del personaje, no solo en explorar su relación con Joker y resto de figuras del entorno gothamita; lo hace, pero con visos a replantear su posición en dicho cosmos. Kesel se aproxima a la génesis de Harleen Quinzel y revisa lo establecido en la icónica historia Amor loco, intentando aportar nuevos matices. Matices que solo generan ruido, pero tampoco incordian en exceso.
Esta es una lectura que no se aleja mucho de la visión que está ofreciendo Amanda Conner del personaje en la actualidad, y que supone un divertimento muy agradecido alejado de los dramas que comporta la continuidad editorial.
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