«Dijiste que no volvería a verte jamás«
DC ha decidido que no tiene suficientes personajes en la difusa zona gris que separa a los héroes de los villanos y nos presenta ahora a La Silenciadora, una mujer que se sitúa cerca de las historias de Deathstroke, Talia Al Ghul y todo lo que suene al ámbito de los asesinos deceítas. En este primer volumen, que edita ECC en nuestro país, conocemos a Honor Guest, una suerte de Punisher sin el trauma del personaje de la Casa de las Ideas (pero con otros cuantos para compensarlo) y con la firme intención de abandonar su pasado como asesina a sueldo. Cosa que, como podréis sospechar, no le va a poner nada fácil nadie desde la primera página de este cómic.
No nos cuenta una historia nueva Dan Abnett (cualquier aficionado a los cómics me puede dar al menos tres o cuatro ejemplos de tramas de este palo), pero viene esta nueva colección a cumplir con una necesidad que ya cumplieron en la gran pantalla películas como la genial Atomic Blonde (Átomica en España) de David Leitch (sí, es el trabajo que le valió para fichar por Deadpool 2). En esta cinta Charlize Theron interpreta a una espía que no sólo no teme mancharse las manos y meterse en una buena pelea, sino que la vemos en fregados de este estilo en más veces de las que un cuerpo humano puede aguantar. Y lo hace sin que el final de cada pelea sea ella misma con unos taconazos de infarto salga del campo de batalla sin un rasguño y con un alegre contoneo de caderas. No. A Theron la vemos recibir de lo lindo, la vemos sangrar y sus moratones y cortes atestiguan que en cada pelea se juega la vida.
«Y la mejor de todas eres tú, querida mía«
Hacen mucha falta este tipo de personajes femeninos, que derriban clichés como el de la luchadora divina o el de la que pega fuerte y, por tanto, es más hombruna que veinte tíos juntos. Honor es una madre felizmente casada que se dedica a cuidar de su hijo por decisión propia y que, en el momento en el que su pasado vuelve a por ella, lo primero que sacrifica es su melena (mala idea eso de acercarla al fuego) para pasar luego a recibir una colección completa de golpes, disparos y explosiones que pondrán a prueba la fuerza con la que sus huesos están unidos entre sí. La Silenciadora, además, no va a la batalla en bikini (su traje es probablemente uno de los más llamativos casos de pragmatismo en el mundo del cómic) ni posee unos poderes que la permitan curarse más rápido o escapar más ágilmente de la batalla. Nuestra protagonista es, simple y llanamente, una letal asesina a la que los verdaderos villanos de esta historia han cometido el error de tocar las narices.
Le sienta muy bien a esta nueva serie el dibujo (en los tres primeros capítulos) de John Romita Jr. Su peculiar estilo de dibujo no se prodiga en voluptuosas mujeres y musculosos efebos que distraigan la mirada. De hecho, es una pena que el artista se limite a actuar como reclamo para los lectores y pronto se vea sustituido por Viktor Bogdanovic (Batman: Arkham Knight), no porque su sustituto no de la talla (su estilo, muy cercano al de Greg Capullo, me agrada bastante), sino por ese gusto loco que tiene uno por sentir que existe una unidad fuerte en el título que estamos leyendo. Aún así, llama la atención que tanto Romita Jr. como Bogdanovic participan en la escritura del guión, demostrando hasta qué punto las peleas de cada capítulo están orquestadas para ser a la vez espectaculares y realistas.
La Silenciadora tiene aún que asentarse y demostrar que tiene un carácter propio más allá del comportamiento puramente reactivo que ha demostrado en este volumen, pero lo cierto es que nos deja algunos detalles muy interesantes y un mensaje muy necesario. Habrá que estar atentos.
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